El fútbol tiene algo de táctica y mucho de cabeza. Una droga legal que presenta algo más de mística y esoterismo que de entrenamiento y trabajo.
Argentina presume hoy de la tercera estrella y Messi ya puede volver a su planeta. Tenía una misión y la cumplió. Jugar con un extraterrestre debería ser trampa, piensan muchos. El ‘10’ es capaz de hacerte volar la bicicleta y cuando le das el balón siempre es ‘casa’. A Steven Spielberg le gusta esto.
Otros señalan al ‘Dibu’ Martínez, un portero excéntrico, sí, pero con una voracidad en la mirada capaz de asesinarte al menor atisbo de duda. Un depredador. Destacable a su vez la madurez y el dinamismo que han brindado al equipo tres jóvenes como Enzo, Julián y Alexis. Tres patas para sustentar el banco de Argentina durante la próxima década.
Igualmente, no se entiende este éxito sin el vigor defensivo y el ejercicio de contundencia que firmaron Romero y Otamendi. Imperiales en el cruce. Una guadaña para los atacantes rivales. Son menos los que apuntan a la dupla formada por Scaloni y Aimar como responsables directos de este logro. La digestión de este empacho dará a este entrañable binomio el reconocimiento que merecen.
Argentina no concibe el fútbol sin pasión y sin fe. De hecho, ese y no otro fue el leitmotiv de la albiceleste durante todo el torneo. Pasión y fe, la brújula y la cantimplora de este equipo en su expedición hacia la cima. Decía Rousseau que “todas las pasiones son buenas mientras uno es dueño de ellas, y todas son malas cuando nos esclavizan”. Tal cual. La pasión es algo demasiado intenso, capaz de matarte si no la sabes gestionar, lo que está claro es que sin ella ya estás muerto de antemano. La fe es la luz entre las tinieblas, es lo que te permite seguir confiando cuando estás con el agua al cuello o cuando Arabia Saudí te pega una hostia. Y sí, como dijo Tagore, “la fe engaña a los hombres, pero da brillo a la mirada”.
Ayer, al momento del himno, observabas la mirada encendida de los argentinos y sabías que esa gente ya había ganado, porque al final, en esta vida el ganar o perder es relativo, pero asegurar la pasión en todo lo que haces ya es triunfar.
Felicidades, Argentina.
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