La capital de las crêpes, baguettes, croissants, pain au chocolat… se convierte esta semana también en el epicentro futbolístico y deportivo. Primero por lo obvio, por ser escenario de la final de la Liga de Campeones entre los dos mejores equipos de la competición, así se lo han ganado Real Madrid y Liverpool. Segundo, porque Nasser Al-Khelaïfi, presidente del PSG, se ha empeñado en poner a la belle París como epicentro del mundo. Eso es lo que ha conseguido Kylian Mbappé, no sólo que llevemos casi 4 años hablando de él y de su “sueño de jugar en el Real Madrid”, sino que en los últimos días, ya no sólo en las tertulias de radio y televisión, sino que en el bar, en el metro, en la calle… aparezca siempre su nombre. Mbappé por aquí, Mbappé por allá, Mbappé, Mbappé, Mbappé… poca gente en España, y más concretamente en Madrid y Barcelona, no ha pronunciado su nombre o ha opinado de su ‘sí’ a París y el ‘no’, por segunda vez’ a Madrid.
No creo en las casualidades pero sí en las conexiones entre personas, lugares o cosas. Y lo que son las cosas. El Real Madrid va a por la decimocuarta en París. Ahí, donde la herida todavía escuece. Ahí donde no le quieren, en territorio hostil… Me parece que ahora mismo, no hay conexión más fuerte que esta. Me imagino al Real Madrid, como una persona y no como una entidad, diciéndole al pequeño Kylian si gana la Champions: “¿Ves lo que te estás perdiendo? ¿Ves lo que has dejado escapar? ¿No te has cansado de perder por Europa?”. Y sacando pecho durante los próximos 3 años, que es lo que va a durar el contrato del futbolista con el PSG. Si el conjunto blanco se transforma en las finales europeas, no me quiero imaginar en esta. Nada puede motivarle más que ganar su competición en casa de Kylian y Al-Khelaïfi. También me imagino al pequeño Kylian diciéndole al Real Madrid (insisto, como si fuera una persona física): “Es que a mí no me importa el dinero ni los títulos. Bueno, los títulos sí, pero los quiero ganar donde nací, no me importa cuándo, tengo paciencia”.
Pero hay más conexiones. El Madrid llega a la capital de Francia para enfrentarse, cara a cara con el último equipo que le ganó en una final europea… y que, además, le tiene ganas, muchas, después de lo que pasó en la final de 2018, cuando se lesionó Mo Salah. El Liverpool, por cierto, que, como reconoció Mbappé, era otro de los equipos con los que había tonteado. Otra conexión.
Que en París van con el Liverpool es una evidencia, aunque su máxima estrella, su niño mimado, haya dicho que será “el primer aficionado del Madrid en la final de la Champions”.
Mi opinión con respecto a esta cobra del futbolista francés al club blanco se puede resumir en un tweet que leí estos días y del que no recuerdo el autor (que me perdone si lee esto) y que decía algo así como que al final, lo que ha hecho Kylian es lo que hemos hecho todos con la portabilidad de nuestro teléfono móvil. Intentar irnos a otra compañía para quedarnos en la que ya estábamos con mejores condiciones. Tal cual. El fútbol es un pañuelo y está lleno de conexiones, pero el guion de esta película llamada ‘Kylian: sí, pero no’, no lo vimos venir.
Imagen de cabecera: @PSG_Inside