Es la hora y comienza el reto de su vida para el joven futbolista francés Ousmane Dembélé, quien a partir de ahora tendrá que demostrar que la multimillonaria inversión que realizó el Barcelona está justificada.
No es pequeña la presión que tendrá que soportar este muchacho francés de 20 años. Se declaró en rebeldía en el Borussia Dortmund para fichar por el Barcelona, que pagó por él 105 millones más 40 en variables con el fin de hacer olvidar la marcha de Neymar al Paris Saint-Germain.
Fue el fichaje más caro en la historia del club español y el segundo del fútbol mundial tras los 222 millones de euros que invirtió el PSG por Neymar. Ahora el tiempo dirá si Dembélé mereció tan extraordinario desembolso.
El Barcelona jugará el sábado ante el Espanyol en el Camp Nou y parece que será la ocasión propicia para el debut del jugador con su nueva camiseta. Pero hace falta saber cómo está de forma teniendo en cuenta su atípica pretemporada.
El extremo se entrenó hoy con Lionel Messi y demás astros del equipo azulgrana, que sólo contó con las ausencias del uruguayo Luis Suárez y el brasileño Paulinho, con día libre tras sus viajes transoceánicos para jugar con sus respectivas selecciones.
Es difícil pensar en un Dembélé integrado, tanto en lo personal como en lo futbolístico. Pero un club como el Barcelona no espera, y menos en la situación en la que se encuentra la entidad.
Las críticas a sus dirigentes son enormes por la gestión deportiva y muchos hablan de un plantel de inferior calidad al de la pasada temporada. La sombra de Neymar sigue siendo muy alargada. En este sentido, Dembélé le haría un tremendo favor al club si comienza pronto a ofrecer detalles de gran jugador.
«Mi objetivo es aprender de los mejores, de Messi, de Suárez, y ganar el máximo número de títulos«, declaró en la presentación. Pero el Barcelona necesita de él resultados inmediatos.
En principio, Dembélé ocuparía la posición que dejó vacante Neymar, en la banda izquierda del ataque, aunque para él es una posición más natural que lo era para el brasileño, reubicado en esa zona del campo ante el «excedente» de delanteros con el que se encontró desde su llegada.
Por supuesto, el juego del francés es diferente al de Neymar. Dembélé no es tan hábil, pero si más potente y profundo en los desmarques. También es uno de los signos de los tiempos, el de un Barcelona que progresivamente fue abandonando su tradicional seña de identidad, el fútbol de toque, para ofrecer más músculo.
«Viene con el cartel de figura mundial porque así lo consideran quienes saben de fútbol y porque el precio pagado por él también lo confirma. Ahora, para que la jugada sea completa, y con la inestimable ayuda que ofrece el hecho de vestir la camiseta blaugrana, es Dembélé quien debe acabar el trabajo», aseguró el diario «Sport».
Cambió la tranquila Dortmund por la exigente Barcelona. Se conocen sus cualidades futbolísticas y su margen para el progreso, pero ahora hace falta comprobar cómo asume la presión un futbolista con apenas 50 partidos jugados en la elite y siete disputados con su selección. Dembélé necesitaba al Barcelona y ahora el Barcelona lo necesita a él.
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