¿Otra vez Marta?

Marta es una leyenda. Probablemente la cara más visible del fútbol femenino
mundial. Una pionera. La primera gran estrella mediática. Lo que ha conseguido
a lo largo de su trayectoria no tiene parangón. Desde una Champions League
femenina con el Umeå IK sueco a tres Copas de América con Brasil, país que la
idolatra (en los Juegos de Río tachaban el nombre de Neymar en las camisetas
para poner el suyo) y compara con Pelé. En el Mundial de 2007 en China fue
nombrada mejor jugadora, anotando siete goles que valieron el subcampeonato. Es
la máxima anotadora de la historia de los Mundiales, con 15 tantos.

Apodada ‘Marta Maravilla’, la mejor jugadora de la historia de la canarinha
(más de 100 goles) sigue jugando en la élite a sus 32 años. Desde 2017 milita
en el Orlando Pride de la NWSL estadounidense, considerada la mejor liga del
mundo. Aquel año fue la segunda máxima goleadora con 13 goles, cuatro menos que
Samantha Kerr (Sky Blue). En las semifinales del play-off por el título, su
equipo fue eliminado por 4-1 ante Portland Thorns, que acabó proclamándose
campeón.

Este año, Orlando acabó séptimo, a siete puntos del play-off, y Marta anotó
cuatro goles en 17 partidos. No fue nominada al MVP ni estuvo en el XI ideal
del torneo. La única alegría de Marta llegó en abril, cuando ganó con Brasil su
tercera Copa América. Las cariocas anotaron 31 goles y solo encajaron dos en
los siete partidos disputados en Chile. Marta, capitana del equipo, marcó un
gol de esos 31. Compañeras como Bia Zaneratto (5) o Cristiane y Mónica (4)
brillaron más en el torneo. También la colombiana Catalina Usme, máxima
goleadora.

Aquí no vamos a criticar a Marta porque es una leyenda y no lo merece. Es
más, lo que merece es un premio a su espectacular trayectoria y si nos ponemos,
una estatua en Brasil. Marta ha ganado cuatro veces el FIFA World Player (entre
2006 y 2009), uno el FIFA Balón de Oro (2010) y ha hecho podios en 2004, 2005,
2011, 2012, 2013, 2014 y 2016. La brasileña solo ha dejado de ser finalista en
un premio de la FIFA dos veces en ¡16 años! No estuvo en la terna la pasada
temporada y quizá por eso el máximo organismo del fútbol quiso compensar a su
mayor reclamo mediático.

Otra explicación no hay para que Marta, ausente en los onces ideales de la
NWSL, autora de un solo gol en la Copa de América, estuviera entre las 10
nominadas a mejor jugadora del mundo en 2018. No debía estar entre las diez.
Tampoco entre las finalistas y mucho menos ser la ganadora, elegida con los
votos de aficionados (un 25%), periodistas (25%) y capitanas y
seleccionadoras/es (50%).

Que el fútbol femenino está creciendo año a año es evidente, pero dar al
aficionado un cuarto de la responsabilidad para otorgar un premio internacional
es, cuanto menos, arriesgado. Para ponernos en situación: En España, muchos
desconocen quién es Jennifer Hermoso, la estrella de la Selección, o Irene
Paredes, elegida en el XI ideal del FIFPro, o Sandra Paños, nombrada por la
IFFHS como la séptima mejor guardameta del mundo. En Brasil (y mundialmente),
Marta es una celebridad. En 2009, una revista local la eligió como una de las
100 personas más influyentes del país.

Por otro lado, la MITAD del peso de la votación recae en capitanas y
selecionadoras/es.

En cuanto a las capitanas, Marta recibió la máxima puntuación de
Samoa, Bolivia, Burkina Faso, Ecuador, Grecia, Guatemala, Guinea, Irán,
Jamaica, Corea del Norte, Madagascar, Macau, Mongolia, Santa Lucía, Uganda,
Vanuatu y Venezuela.

De seleccionadoras/es, Samoa, Bolivia, Bulgaria, Brasil
(evidentemente), Islas Caimán, El Salvador, Guinea Ecuatorial, Grecia,
Guatemala, Hong Kong, Madagascar, Moldavia, Marruecos, Senegal, Santa Lucía,
Tajikistan, Vanuatu y Venezuela.

De los 20 primeros países del Ránking FIFA, Marta recibió, sin contar los
de su propio seleccionador, siete puntos (dos de China y cinco de Corea del
Norte). Aquí las favoritas fueron Pernille Harder, Ada Hegerberg y
Samantha Kerr. Y con razón. La primera fue nombrada mejor jugadora para la
UEFA, llevó a su equipo, el Wolfsburg, a ganar la liga alemana (una de las más
potentes del mundo) y a la final de la Champions, donde marcó uno de sus ocho
tantos en el torneo. La segunda ganó Liga (hizo 31 goles en 20 partidos) y
Champions (15 goles, récord de la historia del torneo) con el Lyon. Y la
tercera fue máxima goleadora de la NWSL en 2017 y 2018, además de anotar 11
goles en 14 partidos con Australia y proclamarse subcampeona en la Copa
Asiática.

El cuarto porcentaje restante corresponde a los periodistas. 43 de
ellos (casi un tercio) eligieron a Ada
Hegerberg como la mejor del mundo. Otros 19 votaron a la británica Lucy Bronze, y otros 18 a Dzsenifer
Marozsán. Las tres juegan en el Olympique de Lyon campeón de la Champions por
tercer año consecutivo. Marta fue la cuarta que obtuvo más veces los 5 puntos.

La FIFA, queriendo hacer justicia, hace injusticia en este proceso de
votación. Dándole voto a todos sus países miembro (que es lo más democrático,
sí) es muy difícil que la ganadora no sea una jugadora mediática y mundialmente
conocida, o que haya conquistado el trofeo en otras ocasiones. Hasta que el
fútbol femenino no se instale de forma definitiva en todas y cada una de las
naciones del planeta, será difícil darle credibilidad a estos premios. En mi
modesta opinión, lo mejor que se puede hacer es:

1. Que la FIFA
   elija a las 10 nominadas por sus méritos deportivos a lo largo de la
   temporada, y no por trayectorias pasadas o la fama que le precede.
2. Que
   reparta premios según votaciones. La afición se lo da a Marta. Las capitanas
   y seleccionadoras/es lo dan a Pernille Harder. La prensa se lo da a Ada
   Hegerberg. Y todos contentos.
3. Que se
   siga haciendo como hasta ahora, que por suerte France Football otorga a
   partir de este año un Balón de Oro a la mejor jugadora. Y estoy convencido
   de que éste será el más justo de todos.