Hará una semana del famoso artículo de Iván Redondo en El País sobre la España del 2050. Lo más destacable, sinceramente, es que nombraba a Sergio del Molino. Lo demás, probablemente, sea pirotecnia. Es imposible que en el fútbol hagamos planes sobre lo que puede ocurrir en 30 años si ni siquiera sabemos si el que es bueno hoy lo será la semana que viene. Ocurrió con Vinícius, con Guti y hasta con Raúl; uno de los que suena para el nuevo puesto. “El que nunca hacía nada” puede convertirse en una reproducción del que no era capaz de ganarle a La Roda hace algo más de un lustro y que sin querer acabó forjando un conjunto para la posteridad. Con eso me quedo.
En tres décadas, quizás, ya no habrá árbitros y puede que Ibai sea el presidente del gobierno. Me puedo creer cualquier cosa excepto que Zinedine Zidane no sea el entrenador del Real Madrid. Si alguien debía ser el Alex Ferguson del nuevo Santiago Bernabéu -veremos cómo llega a mediados de siglo- era él. Ha dicho adiós a un proyecto que requiere unos cambios que él parece que no quiere cuajar. Los casos más sonados son los de Isco, Marcelo y Ramos; leyendas que pasaron de acumular agujetas por levantar Champions League a robarle el coche de madrugada para sus asuntos. Cuando el francés miraba atrás para incorporarlos al verde se sentía como Tony Soprano con sus patos en la piscina: un hombre que ya no encajaba con el “se vienen cositas” que prolifera hoy en día. Un anacronismo.
Más allá de las teorías proustianas, los blancos han sido muy felices con el mandato de la leyenda. El francés vuelve a marcharse sonriendo pese a no ganar nada este curso. Y todos sabemos lo que eso significa. La temporada ha sido un vaivén emocional constante, con una afición y un entorno afiliado a la más extrema ciclotimia. En definitiva, lo que es y será el fútbol toda la vida. Por ello cuando me hablan sobre 2050 me explota la cabeza. Los blancos volverán el año que viene a postularse para ganarlo todo con Antonio Conte, Xabi Alonso, Raúl o el que sea. Como siempre. Aunque la figura de Zidane siempre aparecerá. Eso resume bien en lo que se ha convertido para todo el madridismo.
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