El tenis, en ocasiones, se convierte en un ente transformador. Una jugadora, en la protagonista indiscutible para que un hecho se convierta en histórico. El efecto y el furor por Ons Jabeur se materializó, la semana pasada, en el primer torneo WTA albergado en Túnez.
Hace tan solo dos años, la Federación Tunecina de Tenis contaba con solo 6.000 federados. Hoy ya son más de 20.000 los adscritos, una cifra que no para de crecer gracias a la número dos mundial que, en este 2022, se convirtió en la primera jugadora africana en asaltar la final de un Grand Slam (lo hizo en Wimbledon por primera vez y repitió en el US Open) y ya es la primera tenista magrebí en alcanzar un puesto tan alto en el ranking WTA.
El ejemplo de Ons Jabeur ha servido de inspiración para la población tunecina, que ha mostrado un enorme interés por un deporte que pasaba inadvertido en el país. De hecho, junto con el aumento de federados, también lo ha hecho el número de clubes, como destaca Salma Mouelhi, presidenta de la Federación Tunecina, en una reciente entrevista.
«Incluso tenemos clubes en el sur de Túnez ahora, en Tozeur y Gabes, que no tienen ninguna tradición tenística. Antes, el tenis era para cierta clase, era burgués. Pero ahora juega toda la gente, en todos los municipios y todas las ciudades”.
Ons Jabeur nació solo a 16 kilómetros de la pista Central donde se disputó el torneo WTA. Allí alcanzó su primera final de un torneo ITF cuando solo tenía 15 años. Ahora, se ha convertido en la heroína nacional y el principal motivo por lo que el tenis brilla en Túnez.
«Antes, nunca veías a la gente viendo tenis en las cafeterías, siempre era fútbol», señaló el director del torneo, Chiheb Belhaj Youssef a medios ofíciales de la WT. «Ahora, es tenis. Cuando juega Ons, nadie está viendo ni al Real Madrid ni a la Juventus. Cambian el canal al partido de Ons”.
«Cuando asumimos este torneo, no teníamos nada», comenta Youssef. «En junio, no había nada aquí, no había pista central, solo ocho canchas para los jugadores de Futures. Tuvimos que construir la pista central, tuvimos que construir un estadio, todo lo que se nos pidió”, aludiendo a los requisitos que la WTA impone a los torneos para que puedan ser incluidos en el calendario profesional.
No podían perder la oportunidad de hacer Historia. “Parecía que sería una oportunidad perdida si no lo aprovechábamos solo por lo rápido que creció el tenis y el papel que jugó Ons en él”, destaca el mandatario, quien también alaba el comportamiento ejemplar de la segunda mejor tenista del mundo. «La gente la ama en todas partes. Habla con todas las personas, sale a la calle y es humilde”.
Y es que en un país donde la coyuntura económica y política es compleja, las peripecias de Ons Jabeur en el circuito WTA son seguidas por cientos y cientos de tunecinos que, por un momento, olvidan su entorno. «Ella es la única que hace felices a los tunecinos. Cuando la ven ganar, todos estamos felices porque nos deja olvidar nuestros problemas políticos cuando la estamos viendo”.
La presión de jugar contra su gente le pasó factura a una Jabeur que no pudo ganar el torneo en casa. Pese a ser la favorita indiscutible, cayó en los cuartos de final ante Claire Liu en tres mangas. Pero lo que está más que claro es que su ejemplo ha sembrado una revolución tenística en Túnez, sin precedentes, en pro de nuevas generaciones ilusionadas con pasear la bandera del país magrebí por los mejores escenarios del tour.
Imagen de cabecera: @WTA_Espanol