Reinventarse o morir. Sin opciones de ganar en Fórmula 1, Fernando Alonso tenía dos alternativas: seguir peleando por la zona media o buscar nuevos retos en los que ganar. Continuar luchando por sumar algunos puntos en Fórmula 1 no tenía sentido después de haberlo ganado todo, por lo que decidió abrirse paso en otras categorías. Tras ganar las 24 horas de Le Mans y ser líder del campeonato de resistencia, el asturiano ha sumado un nuevo trofeo a su amplio palmarés: las 24 horas de Daytona. No hay carrera que se le resista. Tras dejar de lado la Fórmula 1, está siendo competitivo en cualquier categoría en la que se presenta.
Todas las competiciones del automovilismo suspiran por tenerlo en su parrilla, sin embargo, que tenga nivel para competir por la victoria parecía no estar asegurado. Eso es lo que se podría pensar cuando decidió abrirse paso en otras competiciones. Ahora, nadie duda de que es el rival a batir cuando participa en cualquier carrera.
A su exhibición en Le Mans hay que sumarle la que realizó en Daytona. En suelo francés ejecutó un stint impensable durante la noche, enmendando los errores de sus compañeros y llevando a su Toyota hacia la victoria. Para algunos, su hazaña en la carrera más mítica de la resistencia podía perder algo de valor al no tener Toyota ningún rival real en pista, solo ellos mismos. Por si quedaba alguna duda del increíble talento de Fernando Alonso, llegó Daytona.
El español volvió a realizar otro espectáculo, pero esta vez con rivales directos en la pista. En su primer stint, cogió el Cadillac #10 en novena posición a unos 40 segundos del líder. A base de buen pilotaje se puso primero, llegando a tener una ventaja de más de 20 segundos respecto al segundo. Por si todavía quedaba alguien con dudas sobre la polivalencia de Fernando, la noche de Daytona se encargó de borrar cualquier atisbo de desconfianza sobre su capacidad.
El segundo stint fue una confirmación de lo que ya casi todos sabíamos: es un piloto hecho de otra pasta. Fernando Alonso bailó bajo la lluvia. Pilotaba unos tres segundos por vuelta más rápido que todos sus rivales. Los americanos empezaban a quedarse sin adjetivos para definir al asturiano. La fuerte lluvia mantuvo en vilo a todos hasta el final. Dos banderas rojas y continuas banderas amarillas hicieron que la carrera fuera una auténtica lotería. Finalmente, el equipo del español se llevó la victoria. Tras su demostración en Daytona, nadie duda de que es un piloto competitivo en cualquier categoría.
Tras despedirse de la Fórmula 1, tiene las puertas abiertas allá donde vaya. El horizonte del español es muy prometedor. Lidera el WEC, puede volver a ganar por segunda vez las 24 horas de Le Mans y regresará a Indianápolis para hacerse con la triple corona. No tiene nada asegurado, pero no hay reto que le quede grande al bicampeón del mundo de Fórmula 1. Tiene al alcance de su mano ser campeón del mundo de resistencia, el cual sería un título de mucho renombre para su palmarés. Ganar en Indianápolis es mucho más complicado, y lo sabe por experiencia. Ganas no le faltarán.
En Fórmula 1 se decía que casi nunca había estado en el momento adecuado en el lugar adecuado. La realidad es que ahora, tras abandonar la categoría, los momentos y lugares adecuados van hacia él. Su talento pone el resto hasta llegar hacia la victoria.
Su hoja de ruta sigue avanzando: Fórmula 1, Le Mans y Daytona. En el futuro más próximo intentará ganar las 500 millas y el WEC. Si lo consigue, seguirá buscando nuevos retos que sumar a su palmarés. Ya lo ha dicho en más de una ocasión: «Quiero lograr algo sin precedentes en el automovilismo». Lo está consiguiendo.
Foto de cabecera: Twitter Oficial de Fernando Alonso
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