Esto es la Champions League. La competición del miedo. Una competencia en la que no siempre gana el mejor y, en ocasiones, gana el que mejor sabe jugarla, que puede parecer lo mismo pero no lo es. Anoche, y sumando el partido de ida, el PSG fue capaz de someter al Real Madrid durante aproximadamente 150 minuto, algo que de por sí ya tiene mérito. Pero el Real Madrid sabe jugar esta competición infinitamente mejor que el PSG, la historia pesa y en historia no hay uno que se le compare.
Tras el regalo de Donnarumma que suponía el 1-1 (1-2 en la eliminatoria), el PSG se hizo pequeñito, un error garrafal por su parte teniendo al Madrid en frente. Si bien la acción de Benzema sobre el portero italiano es dudosa, las reacciones de los dirigentes parisinos tras el partido fueron desmedidas. Las rajadas públicas de Pochettino y Leonardo, así como las informaciones sobre que Nasser Al-Khelaïfi bajó gritando a la zona de vestuarios en busca de los colegiados, no hacen otra cosa que degradar más todavía al PSG. Una vez más la demostración de que un equipo no se puede hacer fichando cromos. Sí se puede hacer a golpe de talonario, como el Manchester City, pero la diferencia está en la planificación exquisita que sí tuvo el club inglés. 3-1 fue el resultado final con hat-trick de Karim y un espectacular Modric. Además de Donnarumma, Marquinhos fue el otro gran señalado en el PSG. Gran noche para el madridismo.
En el otro partido de vuelta de octavos de final, el propio Manchester City recibió a un Sporting con más esperanzas que argumentos. Tras el 0-5 de la ida, era prácticamente imposible una remontada, más todavía cuando te dominan el partido de la forma que lo hizo el City, otra vez. La gran noticia fue la participación de Scott Carson, portero de 36 años del City que no veía actividad en la Champions League desde hacía casi 17 años. 0-0 fue el resultado final y, con comodidad, los de Pep se unieron a Real Madrid, Bayern y Liverpool en el sorteo de cuartos de final. Ya tenemos a 4 de los 8.