Eran las dos de la madrugada cuando el público español temblaba: un saque directo de Hijikata, un tenista desprovisto de miedos en la noche neyorquina, ponía en desventaja al ínclito Rafa Nadal. Sin embargo, con el paso de las horas llegó el sosiego. El español, viejo zorro, acabó encontrándose para llevarse los tres siguientes sets y citarse con Fognini, uno de los jugadores más polémicos del mundo.
«Fue un partido difícil, no empecé del todo bien, tuve un mal juego al servicio y luego no aproveché algunas oportunidades. Sentí algunos nervios al inicio, llevaba tres años sin competir y nunca es sencillo reaparecer en una sesión nocturna en esta pista. No ha sido un partido perfecto, pero es la segunda vez que compito en los últimos meses; hoy tocaba ganar como fuera para darme más oportunidades en el futuro. Sé lo que tengo que hacer para mejorar, toca ser humilde y aceptar que necesito partidos para alcanzar mi mejor nivel. Tengo que mejorar y creo que lo voy a hacer», dijo Nadal. No dudó en celebrar con vehemencia su victoria.
Por otro lado, fue un día de sorpresas en el cuadro femenino. Destacan dos nombres que siguen sumidos en un pozo de malos resultados en el que no encuentran la luz del sol. Son Raducanu y Osaka. Ambas cayeron y reconocieron en rueda de prensa que no están en su mejor momento mental.
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