La muerte de un hincha fue la triste protagonista de la celebración del clásico de fútbol de Río de Janeiro, en el que el Flamengo se impuso a Botafogo por 2-1. Siete personas resultaron además heridas por violentas trifulcas y tiroteos ocurrido antes del cruce disputado en el estadio carioca Engenhao, según medios brasileños. Al menos uno de ellos sigue internado de gravedad en un hospital, según señaló el portal ‘Globo’. La víctima, un hincha del Botafogo, recibió un disparó en el pecho, citó «Globo» a las autoridades. El canal ‘SportTV’ mostró imágenes de las trifulcas entre los seguidores de ambos equipos y de la fuerte intervención de la Policía.
Los incidentes estuvieron a punto de forzar la cancelación del partido. La Federación de Fútbol de Río, sin embargo, decidió a último minuto aprobar la disputa del clásico jugado por la Liga Carioca, uno de los varios campeonatos regionales de Brasil. El vicepresidente del Botafogo, Luiz Fernando Santos, criticó la falta de seguridad. «Llegué al estadio a eso de las cinco de la tarde y recibí información de que no había ningún tipo de patrullaje externo, a no ser por el de la guardia municipal», dijo Santos a ‘SportTV’. «Lo que nos preocupa es que un partido Botafogo-Flamengo, un clásico del campeonato carioca que fue siempre de alto potencial de riesgo, sea jugado sin ninguna presencia de policías en el lado externo del estadio», criticó.
Según el diario ‘Estado de Sao Paulo’, el patrullaje se vio afectado por paralizaciones de la Policía, que protestan desde hace días reclamando el pago atrasado de sus sueldos y mejoras salariales. Una protesta similar generó la semana pasada una ola de delincuencia en el vecino estado de Espírito Santo. El estado de Río está prácticamente en bancarrota debido a sus severos problemas financieros y a la crisis económica en Brasil.