La rivalidad existente entre Portugal y España es una de esas cosas que no entiendes por qué, ni cuando sucedieron, pero con la que llevas conviviendo desde siempre y ya te has acostumbrado. Dos países vecinos, de una extensión no demasiado grande, especialmente Portugal, que comparten recursos, forma de vida y, en muchos de los pueblos colindantes, incluso familia y puestos de trabajo.
La relación lógica entre ambos debería ser de simbiosis. De hecho, en la mayoría de los deportes, si se formasen selecciones conjuntas, como sucede, por ejemplo, con Gran Bretaña en los Juegos Olímpicos, se trataría de grandes potencias. Pero la rivalidad -sana- es lo más bonito que tiene el deporte. Desear que tu máximo rival pierda hasta en los entrenamientos, alegrarte de sus derrotas, en ocasiones, con mayor efusividad que de tus propias victorias, el pique con tus amigos en un duelo directo y, especialmente, el abrazo de deportividad cuando todo ha terminado y la relación de amistad, noviazgo o parentesco, pueda regresar a su normalidad.
En el motociclismo, la superioridad de España e Italia en cuanto a títulos mundiales supera a la de cualquier país. Es bastante curiosa la diferencia de cultura y tradición que existe sobre motociclismo entre España y Portugal, siendo países vecinos y compartiendo pasiones como sucede, por ejemplo, en el fútbol, donde los lusos son los actuales campeones de Europa y están en el TOP mundial. En el campeonato del mundo de velocidad, la presencia portuguesa nunca se ha prodigado, especialmente en la categoría reina, a pesar de mantener un gran premio cada temporada.
Pero eso ha cambiado y Portugal ahora tiene una nueva esperanza. En el país luso ya sueñan con un Campeón del Mundo de MotoGP y esa esperanza tiene nombre propio: Miguel Oliveira. Desde su llegada al campeonato del mundo, el ‘44’ demostró ser muy rápido y que tenía potencial de campeón. La feroz competencia en las categorías pequeñas le ha llevado a quedarse a las puertas del título, en dos ocasiones, en Moto3 en 2015, donde fue superado por Danny Kent, y en Moto2, en 2018, donde tan solo Pecco Bagnaia superó al portugués.
Dio el salto a la categoría reina con KTM, marca que lo ha acompañado en toda su andadura en el mundial, con la que logró ambos subcampeonatos, y ha sido una de las piezas fundamentales en el desarrollo de la marca hasta lograr sus primeras victorias en MotoGP y convertirse en una de las motos capaces de luchar por un campeonato. En 2020 logró dos victorias, incluyendo el gran premio de casa en Portimao, y en 2021 dio el salto al equipo de fábrica para luchar por los podios y las victorias en cada prueba. Un inicio de temporada dubitativo se ha visto precedido por la resurrección de KTM, gracias a Miguel Oliveira, que ha logrado un podio y una victoria de forma consecutiva.
Miguel Oliveira es la gran esperanza de KTM y la gran esperanza portuguesa para ganar el Campeonato del Mundo de MotoGP. Uno de los grandes personajes en la historia de Portugal es el poeta Fernando Pessoa, uno de los máximos exponentes del término Saudade, que hace referencia a esa melancolía que nos acompaña, estimulada por la distancia. Decía Pessoa que ser poeta es su forma de estar solo y ese sentimiento melancólico también acompaña a los pilotos de motociclismo. Subirse a la moto es su forma de estar solos, aunque millones de personas lo acompañen con la esperanza que mantiene viva la llama a todo un país, como sucede con Portugal y Miguel Oliveira.
1994. Tanos, Cantabria. Estudiante de periodismo. @SpheraSports y @FCBsphera “Esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido”.