Greg Rutherford es toda una celebridad en Reino Unido. Campeón de Europa, campeón del mundo y campeón olímpico, no hay muchos que puedan presumir de su palmarés. El saltador de longitud, que tiene un armario repleto de medallas y trofeos, quería ponerle una más a su colección pese a haberse retirado de la competición hace ya varios años. Una estatua de metal se erige en su ciudad natal, Milton Keynes. Ha sido condecorado como Miembro de la Orden del Imperio Británico y en 2018 World Athletics le entregó el premio honorífico a toda una carrera. Con participaciones en espectáculos televisivos como Masterchef o Bailando con las estrellas, su figura pública siempre ha sido de las más aclamadas del atletismo británico. Y no por esperada, su ausencia en Tokio fue menos dolorosa. Porque alguno aún deseaba que, tras retrasarse un año los Juegos Olímpicos (los de verano), el bueno de Greg se replanteara volver a la competición y luchar por defender la medalla que ostentaba: el Bronce olímpico ganado en Río de Janeiro en 2016 en salto de longitud. Pero Greg tenía otros planes: disputar los Juegos Olímpicos de invierno. En 2014 ya había anunciado que le encantaría probarse alguna vez en bobsleigh, y en abril de 2021 confirmó que no estaría en Tokio, porque quería estar en Beijing. Y todo parecía ir sobre ruedas.
Pero no, Greg Rutherford, al que todos esperaban en los Juegos Olímpicos de invierno, no estará en Beijing, ni siquiera como reserva. Y la historia idílica del niño bonito de Inglaterra que parecía podía cerrarse estos días en la capital china, no tendrá un personaje masculino como protagonista, pero sí uno femenino, porque Montell Douglas sí va a hacerlo y además se va a convertir en la primera mujer británica en poder competir en los dos Juegos Olímpicos. Y cierto es que sobre el tartán, las carreras de Greg y de Montell no se pueden comparar, pues Rutherford dominó con mano de hierro durante cuatro años su disciplina. A saber, un Oro y un Bronce olímpico, dos Oros en campeonatos de Europa, un Oro en campeonato del Mundo y un Oro en unos Juegos de la Commonwelth. Douglas, en cambio, fue una consumada velocista a nivel nacional, que llegó a poseer incluso el récord de Gran Bretaña de 100 metros lisos (11’05s) tras volar sobre el tartán en 2008, pero que nunca tuvo actuaciones destacadas a la hora de salir de su país. Compitió en los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008, pero no pasó de la segunda ronda, y luego sí tomó parte en la salida de la final del 4×100 relevos femenino, donde Gran Bretaña partía como una clara favorita a llevarse uno de los tres metales, pero las relevistas no terminaron la carrera al equivocarse en uno de los cambios. En su currículum también puede presumir de haber disputado dos Mundiales y de haber corrido en otras dos finales, ambas en relevos, pero de haberse quedado a las puertas de la medalla. Además, sigue ostentando la tercera mejor marca a nivel nacional en los 100 metros lisos.
Ahora, Montell Douglas regresará a Beijing en unas condiciones totalmente diferentes. “Cuando estuve aquí en 2008 las temperaturas rozaban los 40º y en cambio en Pyeongchang llegamos a estar a -26º”, revela. Y es que, en 2018 ya estuvo en la cita olímpica invernal, pero como reserva, por lo que no pudo disfrutarla por mucho que acompañase a la expedición. Ahora, 14 años después, volverá a la capital asiática para cerrar un círculo que aún no se termina de creer. Su idilio con el hielo se remonta a 2015, cuando había pasado la treintena y veía cómo su carrera se quedaba en un segundo plano, detrás de otras velocistas que rompieron su plusmarca nacional como Dina Asher Smith y Darryl Neita, a Douglas le ofrecieron la posibilidad de probar el bobsleigh. No tenía mucha idea de si podría tener futuro y empezó a compaginar ambas disciplinas, hasta que en 2018 dejó a un lado las zapatillas de clavos para el tartán y se pasó definitivamente al hielo.
Ahora, Douglas competirá en la disciplina de bobsleigh por parejas junto a una experimentada Mica McNeill que cosecha medallas en la disciplina en categoría junior. El objetivo es mejorar la octava plaza que la propia McNeill obtuvo con otra compañera hace cuatro años, que es la mejor actuación de Gran Bretaña en la historia de la prueba. Entonces, por cierto, ella y Mica Moore pudieron acudir a la cita gracias a una recogida de fondos y donaciones públicas en las que se reunieron 40.000 libras que les sirvieron para costearse todo el proceso y los entrenamientos en un país en el que hasta entonces el bobsleigh era secundario. La situación ha cambiado y, cuatro años después, la nueva pareja busca el éxito. Para ello han entrenado de una manera peculiar. Y es que, con las restricciones por la pandemia, por el miedo a lo que vendría y por la incapacidad para estar frenadas, el padre y el hermano de McNeill decidieron construir para ella una pista de bobsleigh en el jardín. Así, como suena. Una vez construida, no dudó en invitar a todo el equipo británico y allí ella y Douglas pudieron entrenar casi a diario para conseguir estar donde hoy están.
“No nos podíamos permitir estar paradas. Tras el primer confinamiento todo era incertidumbre. No sabíamos si habría más restricciones más adelante y no podríamos preparar las competiciones. El centro de entrenamiento al que íbamos en Bath estuvo mucho tiempo cerrado, nos cancelaron muchas pruebas y no nos dejaban ir a la mayoría de los sitios, así que mi hermano y mi padre trabajaron duro para construir una pista en nuestro jardín para poder entrenar”. La pista tiene unos 30 metros absolutamente rectos, gracias a que la casa de los McNeill posee un jardín enorme por el que suele corretear su perro, donde las chicas pueden empujar el trineo y practicar las salidas sin problema en condiciones más que óptimas.
Como si de aquel equipo jamaicano de bobsleigh que participó en Calgary en 1988 se tratara, repleto de atletas militares (aunque Disney llevó a la gran pantalla la historia vendiéndola como velocistas caribeños que no habían podido pasar el corte para ser los más rápidos sobre el tartán), Montell Douglas ya ha hecho historia para su país. No será la única atleta, por cierto, pues la alemana Alexandra Burghardt, que estuvo presente en los Juegos Olímpicos de Tokio hace apenas unos meses y llegó a las semifinales de los 100 metros lisos, también participará en la misma competencia. La nómina de atletas de pista que están en los Juegos de Invierno (aunque estas sin presencia nunca en Juegos de verano) la completan otras dos mujeres, Kaysha Love y Bree Walker.
Imagen de cabecera: Getty Images
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