“Estoy jugando mejor que en Europa”, afirmaba Sebastian Giovinco. Ninguna sorpresa, cualquiera que no le haya visto en la MLS sólo tiene que comparar números, que no lo explican todo pero sí contextualizan: en 25 partidos con Toronto lleva 18 goles y 11 asistencias, en 131 partidos con la Juventus firmó 20 goles. Sí, el nivel es más bajo y juega más adelantado, pero la cabeza de Giovinco ha encontrado acomodo en un fútbol que no le recuerda constantemente que él tenía la obligación de ser Del Piero 2.0.
Ese respeto que le imponían a Giovinco en Italia lo transmite él en la MLS. Sistemas que se adaptan para defenderle, ataques que le buscan constantemente y el consenso de todos para darle el MVP en un par de meses. A veces cuesta acordarse, pero en la MLS hay vida más allá de Giovinco.
La sombra de la hormiga atómica es muy alargada, tanto que da cobijo a grandísimos jugadores. Lejos de las cifras del ‘10’ de Toronto está Ethan Finlay. El extremo estadounidense está pasando de puntillas mediáticamente, pero arrasando defensas semana tras semana. Su historia no es tan llamativa, él llega del Creighton Bluejays, no de la Vecchia Signora, no cobra 7.115.555,67 dólares al año sino 142.500 y sus 8 goles y 13 asistencias en 26 partidos no forman un registro tan impresionante, pero eso de vivir en la sombra se le ha quedado pequeño.
Ethan Finlay está brillando. Su equipo, Columbus Crew, demuestra que se pueden hacer las cosas de otra forma, más modestos pero creciendo año tras año. Uno de los pilares es él. Este rápido y habilidoso extremo está creciendo en cifras y entendimiento del juego. Especial en la lectura de los espacios, sus diagonales facilitan el trabajo a los pasadores del equipo, cuando su equipo tiene el balón y no puede romper siempre da un apoyo para conservar el balón. Es un jugador singular, de pocos highlights de técnica individual en el regate pero con varios pases dignos de ver.
Si por algo destaca es por eso, ¡cómo asiste!. Con qué facilidad. Con derecha o con izquierda, al espacio o centrando. La llegada de Kei Kamara al ataque de Columbus Crew le da una referencia en el área, además de un jugador que entiende sus rupturas para prolongar los balones aéreos. Es una sociedad de gran nivel.
Lo malo para Ethan es que su año no está atrayendo tanto como debería. Todo lo que no sea Giovinco no tiene cabida para hablar de MVP y la postura de Klinsmann de dudar de la MLS no tiene sentido –y le puede costar un susto si finalmente se harta y se hace internacional con Canadá-. Si continúa a este nivel, Ethan Finlay tendrá opciones de emigrar a Europa. Igual ahí Klinsmann le hace más caso, aunque sea en un equipo que pelee por no descender a la tercera categoría del fútbol alemán.