Paco LÓPEZ.– En el fútbol, los nombres pesan mucho, quizás demasiado. Hay un nombre en la Premier League que asegura cumplir los objetivos: Tony Pulis.
A primera vista, el técnico es la antítesis del estatus de héroe que ha obtenido en los últimos años. Uno mira a la banda y aparece el galés con su chándal de los fines de semana, la gorra colocada a la antigua usanza y sus gafas. Pues aún con todo eso, intimida más que la mayoría de entrenadores con un traje impoluto. Tony Pulis tiene una máxima en sus equipos: la actitud de todos sus jugadores. Digamos que su Crystal Palace, al igual que el Stoke años atrás, meriendan futbolistas de pocas revoluciones, esos “pechofríos” que mezclan talento y apatía a partes iguales.
La alabanza a Tony Pulis está justificada. El Crystal Palace contaba con el presupuesto más limitado de la máxima categoría del fútbol inglés, aunque no el peor invertido, y en la plantilla se recogían descartes de aquí y allá. El resultado ha sido un bloque de legionarios que se adaptan perfectamente a lo que dicta Pulis día a día. Mitad de tabla, temporada con un final tranquilo y a pensar en la siguiente campaña.
Pero, ¿qué era este equipo antes de Tony Pulis? Aquí aparece el hombre que nunca falla, Mile Jedinak. Bajo el mando de Holloway o con el interino Keith Millen había dos puntos en común: el australiano trabajando por todos, y la afición más constante de la Premier.
El equipo era un flan. Arriba tenían a Chamakh relativamente enchufado tras volver de varios años de vacaciones costeadas por el Arsenal. En el medio del campo, sólo Jedinak resultaba competente, atrás él mismo resultaba competente (y porque no se probó arriba el australiano). Mientras la afición a lo suyo, cantando del uno al noventa sin mirar al marcador. Tres puntos de los primeros treinta posibles que se habían disputado, pero ahí estaba Jedinak robando balones, tirándose al suelo, luchando por arriba y, no se puede negar, repartiendo también lo suyo cuando tocaba. Ah, y la afición cantando.
El centrocampista australiano ha sido el jugador de la temporada para el Crystal Palace, y uno de los centrocampistas más destacados de la Premier League 2013/14. Cada balón que rueda sin dueño por Selhurst Park acaba encontrando al capitán. El primero en apoyar a la línea defensiva y en distribuir cuando hay que salir al ataque. Cuando llegó Pulis, Mile Jedinak se encontró con un entrenador y una plantilla nueva, que por fin hablaban su idioma y remaban en la misma dirección. El australiano es el jugador de la Premier con más entradas exitosas en el global del campeonato y el alma de lo que representa Tony Pulis dentro del terreno de juego.
Ganas constantes de guerrear, pero bastante competente con el balón en los pies. El mayor déficit de su temporada es la precipitación en los metros finales, sólo un gol para numerosas llegadas con peligro y disparos de media distancia que no encontraron premio. No es el más técnico, ni el de mejor físico, sin duda. Basa mucho en la inteligencia y el espíritu competitivo llevado al máximo. La pena para Tony Pulis es que Jedinak irá al Mundial de Brasil y allí puede demostrar todo lo que es ante tres rivales de una identidad marcada por el juego de toque. No se sabe lo que hará Australia en la cita veraniega pero Mile Jedinak tiene pinta de convertirse en una de las gangas del verano.
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