Roy Keane sembró el pánico en los terrenos de la Premier League para, acompañado de Paul Scholes, ser una de las razones de los éxitos del Manchester United en la segunda parte de la década de los 90 y el comienzo del siglo 21.
Keane se marchó del Manchester United en el 2005 y una temporada después llegaría el único futbolista capaz de llenar el agujero que dejó en la medular de Old Trafford: Michael Carrick.
Carrick arribó en 2007 a Manchester jugando al menos 40 partidos en cada en las siguientes 8 temporadas, mientras ayudaba al equipo de Ferguson a ganar 5 veces la Premier League y una Champions League, entre otros trofeos.
Al cumplir 33, hace ya dos temporadas, su presencia en el primer equipo, como era de esperarse empezó a ser menor, sin embargo, al igual que con Keane, encontrarle un sustituto a Carrick no ha sido tarea sencilla.
Mourinho ha tenido que rescatar al futbolista surgido de la cantera del West Ham para dotar de un equilibrio a su medular que ningún otro futbolista le ha logrado dar. La mejor versión del “Mou Team” en Old Trafford ha sido con Carrick en el campo, pero a estas alturas de su carrera depender de él no es una opción al menos a mediano plazo.
Carrick que heredó el número de Keane también heredó esa, incómoda, imposibilidad de encontrarle un heredero a la altura de su capacidades.