Su buena reacción en el partido de tercera ronda ante Kohlschreiber, las ausencias de Andy Murray y Novak Djokovic -ganadores de las últimas seis ediciones del torneo estadounidense-, y la apertura de su lado del cuadro, con el fiasco de Dimitrov y la lesión de Raonic, han reabierto un viejo debate: ¿ganará alguna vez Rafa Nadal el torneo de Miami, uno de los pocos que faltan en su extenso palmarés? Tras cuatro finales perdidas, ante tres rivales distintos, y en un estado de forma realmente bueno, parece que el balear vuelve a estar preparado.
Antaño, el manacorí era un jugador tildado de exclusivo de tierra batida, pero pocas veces se menciona que fue en Miami, en una pista dura, donde se dio a conocer. Fue en marzo de 2004, cuando tenía apenas 17 años, y se enfrentaba en tercera ronda al por entonces número 1 del mundo, un tal Roger Federer. Nadal sorprendió al suizo, que ya había ganado un par de Grand Slams y comenzaba a instaurar su dominio en el circuito. Un año después, Nadal jugó en Miami su primera final de Masters Series -actuales Masters 1000-, también contra Federer, y estuvo a punto de dar la sorpresa, al ir 2-0 arriba, pero el de Basilea le dio la vuelta al partido y evitó una segunda campanada seguida.
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Tres años después, en 2008, Nadal era un jugador mucho más completo, habiendo jugado ya dos finales en Wimbledon, y comenzaba a plantearse arrebatar el número 1 a Federer. El suizo, que no hizo un buen inicio de campaña, caía en cuartos de Miami ante Roddick, dejando el camino algo más despejado a Nadal. El español, de 21 años en ese momento, se plantó en su segunda final en Florida, con el ruso Davydenko como rival. Era un rival que nunca se le terminó de dar bien y la inspiración del ruso en esa final evitó el título de Nadal (6-4, 6-2). Aún era joven y habría más oportunidades en suelo americano.
Rafa Nadal tras superar a Kohlschreiber en Miami | Julian Finney/Getty Images
Tras dos años intentándolo de nuevo, cayendo en cuartos ante Del Potro en 2009 y en semifinales ante Roddick en 2010, Nadal volvió a otra final en 2011. Las sensaciones eran muy buenas, pues era el número 1 y había barrido a Federer en las semifinales. Sin embargo, el rival en la final era un Djokovic que comenzaba a ser la gran bestia que dominaría el circuito aquel año. Rafa arrancó ganando el primer set, pero el serbio reaccionó y todo se decidió en el tiebreak del tercero, donde Djokovic sobrevivió a su rival y seguía su invicta racha en el inicio de 2011. Por tercera vez, el título de Miami era esquivo a las manos de Nadal.
No obstante, el español no desistió en su intento y hubo más oportunidades. En 2012 se plantó en semifinales, pero una lesión en la rodilla le impidió salir a la pista ante Murray. Dos años más tarde, en 2014 y de nuevo como número 1, regresó a la final tras superar un duro partido con Raonic en cuartos. El rival volvió a ser Djokovic y, mucho más fácilmente que tres años atrás, el serbio volvió a ganar, cimentando su remontada hacia el primer puesto de la clasificación, que certificaría tres meses después en Wimbledon.
Ahora las cosas han cambiado, o eso parece. Su bestia negra en Florida, Djokovic, está en casa reposando para solucionar sus problemas en el codo, y el número 1, Murray, está en una situación parecida. Sólo Nishikori o el inspirado Sock parecen posibles rivales hacia una quinta final en Miami, donde, quién sabe, podría esperarle Wawrinka, o una final soñada con Roger Federer, en el escenario en el que todo empezó. ¿Será 2017 el año, por fin, en el que Nadal levante el trofeo en Miami?