Las eliminatorias mundialistas de la CONCACAF se dividen en cuatro rondas, un hexagonal final y un repechaje para definir las tres o cuatro selecciones que representen a Norteamérica, Centroamérica y el Caribe en la justa futbolística más importante del mundo.
Son 41 representativos de la zona quienes compiten por el sueño mundialista desde 1 año y cuatro meses antes de participar en el mundial, aproximadamente.
Países que seguramente será difícil identificar en un mapa mundial por lo diminuto de su extensión territorial e islas caribeñas de las cuales jamás has escuchado su nombre son parte de una de las eliminatorias más complicadas del planeta donde Estados Unidos, México y Costa Rica no se ensucian las manos hasta unos ocho o nueve meses antes que gire el balón de la copa del mundo.
Las rondas clasificatorias para la Copa del Mundo de la FIFA en CONCACAF son sumamente difíciles, eso es innegable. El problema es que únicamente le prestamos atención cuando llegan las etapas finales en donde, de las 41 selecciones que iniciaron el recorrido, quedan 12 en la cuarta ronda y seis en la fase definitoria.
Quizás ese menosprecio a las rondas clasificatorias previas a la última clase ha logrado que las selecciones ‘menores’ de la zona mantengan una hostilidad irracional ante los rivales ‘mayores’ de la federación logrando un verdadero repudio a cualquier ‘gigante’ de la CONCACAF cuando le toca pagar la visita correspondiente a la clasificación.
Historias hay demasiadas pero si decidimos que hay que hablar de ‘odio deportivo’ es necesario hacer hincapié en lo que sucede con la Selección Mexicana cada que visita el Estadio Cuscatlán en El Salvador.
El estadio más grande de Centroamérica y el Caribe es una olla en ebullición cada que los verdes asoman sus narices al césped y debe ser un reto mayúsculo jugar al fútbol en una cancha con 50 mil salvadoreños aborreciéndote en la tribuna y 11 más en el terreno de juego que tienen ganas de eliminarte a como dé lugar porque no importa clasificar a la copa del mundo lo importante es privar a México de hacerlo y por ello “Al Mundial no vamos pero a México le ganamos” es el eslogan favorito de “La Selecta” cuando arranca el camino para el mundial. Quizás todo comenzó por Hugo Sánchez.
El mítico delantero del Real Madrid, con su personalidad característica, enervó a la afición salvadoreña cuando mencionó que “ni por accidente perderemos en el Cuscatlán” antes de viajar a San Salvador previo al mundial de Estados Unidos 1994.
A partir de las palabras de ‘Hugol‘ todo fue distinto. Cada entrenador que se sienta en la banca de El Salvador sabe que en su calendario el duelo ante México está marcado con rojo y su afición lo hace notar cuando con tapabocas entran a la gradería para despreciar a los aztecas y cumplir con la única misión que tienen desde entonces: lograr que en la próxima Copa del Mundo, México, ni por accidente, aparezca entre las 32 selecciones participantes.