Todos lo hemos gozado o lo hemos sufrido alguna vez desde que decidimos amar al fútbol. Es lo que te hace pararte cada semana en la cancha y a su vez, el padecerlo, es el miedo más profundo para los aficionados.
No existe un fenómeno tan inusual que haga que todo gire alrededor de él. Inusual porque no es sencillo que ocurra, tampoco es que sea un milagro pero vaya que es complicado verlo tan seguido por estos días, razón por la que necesitamos de una gran cantidad de partidos, jugadores, toques, pases, tiros para que logremos verlo.
El gol es un grito universal que levanta aficiones de sus asientos y que nos hunde en lo más hondo de la Tierra cuando se duele. Tan importante es el gol que, cuando se consigue, provoca un estallido cargado de dinamita como si fuese un explosivo esperando detonar.
Si bien todos los jugadores que entran a un rectángulo verde tienen la posibilidad de colgar la pelota bajo tres palos blancos, hay una especie que es experta en cazar este fenómeno.
Cada vez son menos a nivel mundial pero siguen siendo los más valiosos. Los artífices del gol son por los que se paga más dinero, los que venden más camisetas, los que recogen los reconocimientos y en México se están extinguiendo.
Solo cuatro de 18 equipos de la Liga MX tienen como ‘cazagoles’ a una persona nacida en el país. Hoy vemos la urgencia que equipos como Chivas y Cruz Azul tienen por el gol que han repatriado a Alan Pulido y a Erick Torres, respectivamente, debido a la escasez de ‘matadores’ nacionales y tampoco vemos venir una generación de futbolistas que puedan ocupar los zapatos de Javier Hernández, Oribe Peralta y Raúl Jiménez en un futuro cercano.
Se dice que por Pulido se gastó una millonada y Cruz Azul tuvo que pedir prestado al ‘Cubo’ a la MLS, un grito de apremio por producir bombarderos mexicanos que sean capaces de llevar el peso del gol como Hugo Sánchez, Carlos Hermosillo o Luis García.
Sí, Eduardo Herrera, Martín Barragán, Ángel Sepúlveda y Ángel Zaldívar son los nuevos señalados pero la sombra de quienes no lograron explotar como Luis Ángel Landín, Ulises Mendívil y Santiago Fernández aprieta a tal grado que jóvenes prometedores como Carlos Fierro y Marco Bueno se están quedando en el camino dejándonos desamparados para el futuro. Sin duda en México hace falta dinamita.