“El talento es importante, pero son las horas de práctica lo que hace la diferencia”, asegura David Fischman, escritor, columnista y consultor internacional. Leo Messi, que ha marcado un antes y un después en la historia del fútbol, es el mejor ejemplo de ello: no solo ha batido todos los récords, no solo lo ha ganado todo a nivel de clubes, sino que, además, pese al éxito, no ha perdido sus valores: es humilde, trabajador y ama a Argentina, aunque esta le dio la espalda en su momento. Y todo, tras una vida llena de barreras que ha tenido que ir superando una a una.
Un artista de la pelota, un líder callado. Leo Messi ha tenido que esquivar y superar muchas barreras a lo largo de su vida, pero nunca ha desistido y ha alcanzado con creces su sueño. El quinto Balón de Oro logrado esta semana es una evidencia de ello.
No fue fácil. El camino de Leo Messi estuvo lleno de piedras. Imparable con la pelota en los pies, la falta de hormonas de crecimiento le estuvo a punto de destrozar la carrera; a los 9 años tan solo medía 1,24 m. El tratamiento no era barato y su padre perdió el trabajo, por lo que la familia Messi buscó ayuda en equipos argentinos: River Plate le pagaba la mitad y Newell’s se negó. Por suerte, al final, el Barça puso el dinero sobre la mesa y se lo llevó, en lo que supone la decisión más acertada de toda la historia del conjunto blaugrana. Ya en Barcelona, su familia estuvo a punto de regresar al completo a Argentina, al no adaptarse al país, pero Messi fue tajante: “Quiero jugar en el Barça”. Ante tal situación, su padre se quedó con él y el resto de la familia marchó. Se lesionó en el segundo partido que jugó y, de nuevo, tuvo que trabajar lo que no está escrito para recuperarse. En 2003 debutó con el primer equipo del Barça y poco después hizo lo propio con Argentina, tras declinar una oferta de jugar con España. El resto es historia y vox populi.
El astro rosarino colecciona 7 Ligas, 4 Ligas de Campeones, 3 Copas del Rey, 6 Supercopas de España, 3 Supercopas de Europa, 3 Mundialitos de Clubs, Oro en los Juegos Olímpicos de 2008, 1 Copa del Mundo Sub-20, 5 Balones de Oro, y es el único jugador en la historia en figurar entre los tres nominados como el Mejor Jugador del Mundo de la FIFA nueve veces, Mejor jugador del mundial 2014, 5 veces MVP de la Liga Española, máximo goleador y asistente histórico de la Liga, máximo goleador de la historia del Barça, récord de goles en partidos oficiales en un año natural (91 en 2012), 5 veces máximo goleador de la Liga de Campeones.
Y así un largo etcétera. El Barça rescató a Messi en un momento complicado y éste ha conquistado al mundo del fútbol: juega y hace jugar, convierte desventajas en ventajas y sus compañeros se benefician de ello. Tal y como dijo Cruyff, “el fútbol no se juega con los pies, sino con la cabeza. Los pies se utilizan”. Y Messi eso lo domina mejor que nadie: sabe lo que el equipo necesita en cada momento y, salvo en determinadas ocasiones, siempre suele cumplir al respecto.
Quien mire su palmarés creerá que está a las últimas de su carrera, pero Messi solo tiene 28 años. En otras palabras, todavía le quedan entre 5 y 10 años por jugar, a menor o mayor intensidad, y seguir agrandando su palmarés. Haga lo que haga, consiga lo que consiga, Messi ya forma parte de la historia del fútbol. Disfrutémoslo.