Memphis Depay ha sido el último fichaje con vistas de futuro prometedor que no ha triunfado en el Manchester United. Los ‘Red Devils’ firmaron al jugador holandés en el verano de 2015 con la esperanza de que se convirtiese en una estrella a corte-medio plazo. 34 millones de euros costó su traspaso a sus 21 años, poca broma.
Tomó el dorsal número ‘7’, el de Cristiano, el de Beckham, el de Cantona y el de George Best. Una demostración de personalidad y valentía, la misma que en su estreno europeo en Old Trafford. Era un 19 de agosto, en la ronda de previa de la Champions y Memphis impresionó al Teatro con sus dos goles y una asistencia. Parecía que un nuevo crack había llegado para quedarse. Pero nunca fue así.
Martial, Rashford o Mata eclipsaron al holandés y con la salida de Van Gaal, el principal incursor de su fichaje, su protagonismo fue disminuyendo. 48 partidos más y tan solo cinco goles más. Memphis fue de menos a más. Una gran actuación en Europa League ante el débil Midtjylland es lo único que será recordado. Era febrero, después de la decepción y no poder avanzar a los octavos en Champions en un grupo con Wolfsburgo, CSKA y PSV, pero Memphis volvía a recordar al de verano y el Manchester United podía aspirar a ganar la Europa League. Pero tampoco sucedió. De hecho, perdió cruelmente ante el Liverpool en la siguiente ronda sin apenas competir en ambos partidos.
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Con la llegada de José Mourinho y con él Ibrahimovic, Pogba o Mkhitaryan, el vago protagonismo de Memphis se desvaneció por completo. Si ya tenía poco con respecto a Rashford, Lingard o Martial… 145 minutos repartidos en nueve partidos han precedido su fichaje por el Olympique de Lyon. “Memphis fue un gran profesional” dijo Mourinho, un habitual en las rajadas contra sus ya ex jugadores. El problema de Memphis Depay ha sido puramente deportivo, no ha sido capaz de soportar la presión, el hype de sus primeros partidos y permitir aflorar todo su potencial.
Puede que los problemas tuvieran su génesis en el dorsal que eligió y el peso que éste conlleva. Y es que no le ha sucedido tan solo a Memphis; Antonio Valencia sustituyó el ‘25’ por el ‘7’ durante una temporada, la cual fue horrenda para el ecuatoriano, y que posteriormente volvió al número anterior y se ha convertido en un indiscutible actualmente en el esquema de Mourinho. Y Michael Owen, un ex jugador de su máximo rival, el Liverpool, y que a priori, tan solo por los sentimientos que podría causar en los aficionados reds, ya tendría que ser rentable. Pero tampoco. Y casualmente también lució el ‘7’. Y un jugador como Ángel Di María, en el mejor momento de su carrera, procedente del Real Madrid, fracasó en su única temporada en Old Trafford y tuvo que emigrar a París. Da la casualidad de que también vestía ese dorsal.
Y es que es un dorsal mítico. Un dorsal cargado de goles, magia, éxito y admiración en el Teatro de los Sueños. Un número que han vestido George Best, David Beckham, Cristiano Ronaldo y Eric Cantona. Cuatro de los mejores futbolistas en la historia del Manchester United y de la historia del fútbol en general. Un peso difícil de superar, se ha creado una maldición. ¿Quién será el próximo valiente en aceptar el desafío?