Corría el año 1992. Un joven mediocentro brasileño llamado Mauro Silva, que milita en el Bragantino, recibe una oferta de un club desconocido, un tal Deportivo de la Coruña. Mauro tiene que buscar en un mapa dónde se encuentra A Coruña, ni siquiera había oído hablar de su existencia. Un compañero de Mauro en la selección llamado Bebeto también recibe una oferta de dicho club; ambos se animan y deciden vivir la aventura. Éste será el momento en el que comience una gran historia de amor: la que vivieron el Dépor y Mauro Silva, un romance que cambió la historia de un club.
Aquel hombre que tuvo que buscar en un mapa dónde estaba A Coruña acabó vistiendo 13 años la camiseta blanquiazul. Mauro se enamoró de A Coruña, y los coruñeses se enamoraron de Mauro. Allí nació uno de sus hijos y allí se sintió uno más. Ni siquiera el dinero pudo llevarse a Mauro de la ciudad. En el año 2001 el Real Madrid lo intentó, pero para Mauro Silva era mucho más importante jugar en el club de su vida. Quizás por cosas como estas Mauro Silva fue elegido el mejor jugador de los 110 años de historia del conjunto herculino.
Pero Mauro no era solo un hombre querido por la afición; el brasileño era, además, uno de los mejores mediocentros de la historia del fútbol. La figura del mediocentro defensivo quizás no sea nunca valorada como se merece. Son jugadores poco vistosos pero vitales para el equipo, si no que se lo digan al Madrid o al Barça cuando faltan Busquets o Casemiro. Mauro Silva es uno de esos jugadores que hoy esta en peligro de extinción. Un jugador que entendía el fútbol a la perfección, e interpretaba lo que pasaba en el campo de manera brillante. Siempre sabía lo que tenía que hacer, y era una maquina de robar balones. Además tenía una gran capacidad para sacar el balón jugado, eligiendo siempre la opción correcta sin complicaciones. Pero ante todo, Mauro Silva era un jugador que sentía que el equipo estaba por encima de todo, incluso de sus intereses individuales. Daba igual que él fuera titular o suplente, lo importante era que el Depor se llevara la victoria.
Este sábado, antes del importantísimo Depor-Malaga, Mauro recibirá un homenaje en Riazor. Él mismo ha dicho: «No acostumbro a llorar, pero hay momentos en que uno se emociona mucho. Intentaré aguantar firme». Será un momento realmente especial, un día en el que merecerá la pena haber estado en Riazor, gane o pierda el equipo. Es el día en el que el deportivismo podrá agradecer por medio de una ovación todo lo que Mauro ha hecho por este club. Quizás más de uno se emocione e intente aguantar firme como Mauro, pero si hay un día para llorar, para emocionarse, será este, porque el sábado volvera a pisar el césped de Riazor su mejor jugador, el jugador que cambió la historia del Dépor; este sábado se producirá «el retorno del Rey».