Por mucho que Julen Lopetegui nos explicara su contexto, en base a lo visto en su carrera como entrenador, era comprometido prever el plan del guipuzcoano en una plaza tan compleja como la del Santiago Bernabéu. El reto que tiene es el de continuar el rastro de títulos que dejó Zidane pero, tras lo ocurrido en el duelo frente al Getafe, da la sensación que también quiere dejar su propia firma debajo y en letra bien grande, para expresar que su sello no son los términos y condiciones que nadie quiere leer en internet: ha venido al Real Madrid a hacerse notar.
El ex seleccionador español introdujo matices tácticos, ante su gente, a sabiendas que los resultados y el intervencionismo, especialmente el primer día, son la mejor carta de presentación. Así encajó a Kroos en la base de la jugada, que rompió líneas y cubrió la pelota con una frialdad que llega a ser insultante, como el que compra el pan por las mañanas, y trató de explicar a Ceballos la función que él mismo ha cometido durante casi un lustro en la capital de España: la de alimentar a Marcelo. El alemán anduvo por la banda izquierda durante toda la era del entrenador francés para crear superioridades en el flanco y poder asegurarle un escolta cuando la zona del brasileño sangrara. Sin embargo, el choque de Ceballos no tuvo la incidencia con el cuero que Lopetegui quizás buscaba y eso acabó repercutiendo en el rendimiento del propio lateral. Aun así, el trabajo defensivo del sevillano fue óptimo y sabe que, como en la docencia, acabará situándose si encuentra más minutos con los que poder aprender.
Por otro lado, es evidente que los merengues buscan darle más responsabilidades a Bale. De hecho, parece que será el mayor argumento ofensivo del conjunto blanco. Con sus constantes diagonales de fuera a dentro, el ex del Tottenham insinúa que destrozará la cifra de goles que tiene en España. Sus síntomas son revitalizantes pero habrá que ver si su físico aguanta toda la temporada al encargo que Lopetegui le dispone, aunque parece un desafío que el galés demandaba desde hace un par de años: ser el cómo, cuándo y porqué de este equipo.
Es incuestionable, entonces, que el técnico madridista ya está dotando de matices a su equipo pero por el momento no se avistan cambios mastodónticos: simplemente quiere repasar y colorear una obra que parecía acabada. El objetivo es luchar por las tres competiciones hasta finales de mayo pero hasta allí queda mucho curso por delante. Construyendo un equipo desde la defensa con balón, donde el principio acaba uniéndose al final y el puzle parece encajar: con Kroos en la base el Madrid tuvo uno de los choques con más posesión en una década. Y eso en Chamartín, son palabras mayores.