Estamos en febrero ya y, por alguna extraña razón, el Borussia Dortmund ha perdido una excelente oportunidad de renovarse y, así, tener alguna opción. Y sí, la reacción llegó tras sufrir una goleada, en casa, ante un rival directo como es el Bayer Leverkusen. Pero, ¿cómo puede pasar eso? En los últimos años se ha destacado el buen ojo que tienen los borussers para fichar jugadores de mediocampo hacia arriba, la mayoría de ellos en proyección. Sin embargo, la defensa empeora cada vez más y, encima, las lesiones no ayudan.
No puede ser que un equipo que pretende aspirar a todo se juegue las castañas con un lateral derecho como Meunier, con tendencia al ataque y sin ganas de defender. Con Manuel Akanji o Dan-Axel Zagadou, jugadores a los que se les ven más costuras buenas que destacadas actuaciones, que además han estado bastante tiempo lesionados. O que Emre Can y Axel Witsel sean parches que hay que colocar porque no hay más. Sin embargo, está Pongracic, que llegó en el último suspiro del mercado veraniego, de un Wolfsburg que ha naufragado este año y al que no se le han dado muchas oportunidades. Aunque claro, cuando las ha tenido no es que haya hecho merecimiento para más. Mucho está haciendo Kobel, el guardameta que llegó para aclarar la duda entre Bürki o Hitz, pero tampoco. A pesar de haber sido muchas veces el salvador, en otras ni se le ha visto.
Es complicado. Pensar que los dos últimos refuerzos para el centro de la defensa borusser han sido el argentino Leonardo Balerdi y Marin Pongracic es síntoma de que algo no ha ido bien. Quizás se han centrado en contentar a Erling Braut Haaland y no en lo demás, pero, ¿qué pensará el noruego ahora? Un jugador como él, competitivo a más no poder, que sufre cada vez que su equipo pierde… ¿Cómo puede convencer ahora la cúpula a Haaland para que no abandone el barco el próximo verano? Esa opción la veo cada vez más negra. La decisión la tiene el jugador, pero suenan cantos de sirena y al Dortmund se le acaban los argumentos convincentes igual que cuando ya no pudieron estirar más el chicle con Jadon Sancho y el Manchester United.
Más allá de la situación de Haaland, ¿qué pasa con Marco Rose? El efecto dominó de los banquillos de la Bundesliga solo benefició al de siempre, al Bayern. Y quizás también al Leverkusen, que encontró un filón en Gerardo Seoane. No obstante, el movimiento entre Borussias salió también muy mal. Tal vez se precipitó Rose en salir del Gladbach o el Dortmund en no querer mantener a Edin Terzic. Lo que está claro es que a ninguno de los dos les ha salido una buena temporada. Más bien, todo lo contrario. Lo que diferencia a ‘potros’ y borussers es que unos no tienen una pieza tan decisiva como Haaland y otros sí, aunque esta campaña el noruego ha estado algún tiempo de baja. Y se nota.
Pero volvamos a la defensa del Dortmund. La apuesta a largo plazo por Leo Balerdi hizo aguas desde el inicio y la llegada de Marin Pongracic fue más un ‘venga, ya que estamos, nos lo llevamos’. Sin ningún convencimiento. Y ojo, que la culpa no es de ninguno de los dos jugadores a pesar del bajo rendimiento que han dado. La culpa es del cuerpo técnico y la dirección deportiva, que los vio como suficientes. A la vista está, que se han equivocado y ahora han reaccionado, confirmando el fichaje de Niklas Süle para el próximo verano. Seguramente no sea el único que llegue. Si fuera así, la cúpula del Dortmund no tendría una cueva donde esconderse, porque así nunca llegarán a competirle de verdad al todopoderoso Bayern y se verán superados en el duelo directo con otros rivales. Porque ni siquiera Donyell Malen está rindiendo muy bien. Tuvo fogonazos, sobre todo en el anterior tramo ‘sin Haaland’, pero la presencia del noruego (no la dependencia) está claro que intimida. Y sí, a Marco Rose se le veían cosas en Mönchengladbach que podían encajar en la forma de juego del Dortmund. Pero está claro que centrarlo todo en el ataque y descuidar la defensa es más propio de un equipo que busca resultados a la desesperada y no de uno que quiere la regularidad que se necesita para luchar por objetivos. Acabas pegándote un tiro en el pie, confiándolo todo a una carta que no siempre es la buena o ni siquiera está en tu mano. Si no lo remedias, te pasará otro o el título lo levantará siempre alguien vestido de rojo.
Imagen de cabecera: Bayer 04 Leverkusen