De menos a más desde que aterrizó en el Real Madrid en la temporada 2006/2007, Marcelo se ha ganado el cariño del Bernabéu y la confianza de los técnicos que ocuparon el banquillo merengue. Marcelo es titular indiscutible en la banda izquierda del esquema del Madrid y uno de los hombres que más peligro genera en campo contrario.
Por su posición e incidencia en el juego -muchas veces mayor que la propia BBC-, el brasileño iba a pasar de todo menos desapercibido en el Clásico. Se pensaba en la previa y ocurrió durante los 92 minutos de encuentro. Marcelo fue decisivo a favor y en contra del Real Madrid.
«Paró» a Messi
Messi avisó desde el principio que quería ser él mismo en todo su esplendor. Para ello, mandó desde el mediocampo hasta la definición, siendo suyo el carril central sin encontrar apenas oposición o salir airoso de ella con un par de quiebros, fáciles para él.
Tan solo existen dos maneras de parar al 10 azulgrana: cuando él mismo decide bajar de revoluciones o haciéndole falta. Y como el Messi de ayer no quiso desaparecer, ocurrió lo segundo. En un intento del brasileño por quitarle la pelota, también sacó su codo a relucir e impactó directamente en la boca del argentino. Messi se quedó sangrando en el suelo y en lo que tardó en recuperarse al 100%, el Barcelona perdió incidencia en ataque y frescura en el juego.
En esas, el Madrid marcó el 0-1, obra de Casemiro, que hasta entonces tanto habría sufrido en su intento de tapar a Messi. Marcelo noqueó al delantero estrella rival pero, como se suele decir en estos casos, también le cabreó. Dicho simple, inició la lucha, ganó la batalla y perdió la guerra. Cinco minutos después, el argentino empató el encuentro.
Siempre activo
Marcelo es un jugador de recorrido y de gran capacidad física. Además, también le acompaña la calidad técnica y la buena visión del juego. Con ello, y con la importancia de los laterales del Real Madrid, el brasileño es uno de los activos más importantes dentro del ataque feroz del que dispone Zidane.
En la mayoría de los encuentros a Marcelo se le queda pequeña la banda izquierda y pasa a actuar también por la zona interior. Jugador combativo y rápido, se planta con asiduidad en el pico del área grande, generando superioridad ya en zona muy caliente para el oponente. Y también, por su posición natural, sabe abrir el campo y generar profundidad.
El Marcelo del Clásico jugó bien y ofreció todas sus variantes. Sobre todo, sus centros peligrosos siempre que tengas en el área a Cristiano esperándote. Cuando Rakitic puso el 1-2, el brasileño lo había intentado una y otra vez, siempre sin éxito. Pero la insistencia tiene un premio y, al final, un centro suyo al primer palo lo remató James para poner el 2-2 en el marcador.
No paró a Sergi Roberto
El gol del colombiano llegó en el minuto 85, pero todavía a Marcelo le quedó tiempo para ser protagonista de nuevo. El empate proporcionó al Madrid una actitud de poder llevarse el encuentro pese a que Ramos ya había sido expulsado. El gol otorgó tal inercia positiva que aunque a los locales les valía mucho más el empate que al Barcelona, no quisieron centrarse solo en defender y sí en ir a por el tercero.
Así, con medio equipo volcado en ataque, Sergio Roberto robó en el minuto 92 un balón a escasos metros de su área e inició una carrera hacia la portería rival. Primero consiguió esquivar rivales hasta que se encontró solo en el centro del campo. Con el azulgrana con mirada puesta en el horizonte, apareció Marcelo y, en vez de realizar la típica falta para cortar un contragolpe, dejó que Sergi Roberto continuase cabalgando. El final de esta historia será recordando para siempre. Messi finalizó la jugada dejando el balón en la red de Keylor y el Barcelona ganó un Clásico en los minutos en los que el Madrid solía ser el dueño.
«Si hago una falta técnica, a lo mejor no nos meten gol. Es imposible ver el futuro, pero asumo la culpa», se exculpó el brasileño. Messi acaparó, en clave azulgrana, global y no sin razón, todos los elogios, las portadas y el protagonismo de un Clásico vivaz y de disfrute para el aficionado. Del otro lado, Marcelo participó en la remontada de su equipo, pero si plantas cara a la estrella, lo normal es que termines deslumbrado. El principio y el fin del Clásico.