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Atletismo

La crucifixión de Eliud Kipchoge

El pasado 6 de mayo Nike golpeó primero en el desafío de correr los 42195 metros del maratón en menos de dos horas. La marca de Oregón aterrizó en el circuito de Monza con el primer intento de su proyecto Breaking2 para adelantarse a Adidas, que busca lograr la gesta con otra iniciativa similar. Las dos potencias mundiales del material deportivo, en una suerte de Guerra Fría, emulan con su empeño la mítica carrera espacial que disputaron Estados Unidos y Rusia hace medio siglo. Ambas quieren ser las primeras en poner un pie por debajo de los 120 minutos y para lograrlo no escatiman millones de dólares en el desarrollo de materiales y laboratorios. Todo al servicio de los mejores maratonianos del momento.

Aunque parece que el revuelo mediático que Nike levantó con el experimento de Monza no ha gustado a muchos. ‘¡Es un escándalo, he descubierto que aquí están haciendo marketing!’, podría gritar el capitán Renault en un remake actual de Casablanca. A ver…¿De qué nos asustamos si somos capaces de comprarnos un GPS de 400 euros, dulce y conscientemente seducidos por el marketing, para entrenar la media maratón de Úbeda? Por supuesto que ambos proyectos son operaciones comerciales. Las mayores actualmente en el mundo del deporte. Gracias por iluminarnos. Pero es que no hay gesta física más trascendente a día de hoy que romper las dos horas del maratón. Y quien la logre se asegurará una hegemonía casi eterna en la fabricación de calzado.

Ver cómo algunos creadores de opinión (como Diego Torres en su columna de deportes de El País) denostaron al día siguiente el ensayo del keniata Eliud Kipchoge me parece insultante. Por lo menos para los profesionales de la actividad física y el deporte. Aunque no sé por qué me sorprendo, con lo que vi en mi etapa de becario en otro medio de tirada nacional. Allí tuve que soportar cómo periodistas deportivos menospreciaban el bádminton como disciplina olímpica o se reían de la participación de Sergio García en Río de Janeiro. ¿Periodistas? Puede que sí. ¿Deportivos? Uno, quizás dos. Pero eso es otra historia.

Un laboratorio a cielo abierto para el maratón

La sección de comentarios en las columnas y noticias digitales sobre el intento de Breaking2 es demencial. Nike y Kipchoge parecían delincuentes por hacer un experimento. Bueno, y difundirlo y hacer publicidad. Quizá sea muy difícil comprender que los equipos de fisiólogos, preparadores físicos, biomecánicos e ingenieros de software que están detrás de estos proyectos necesitan hacer pruebas en situación real. Con asfalto, atmósfera, desnivel y curvas reales. No en una pista de atletismo, ni en una cinta continua o un tunel de viento.

«El experimento de Nike con el campeón olímpico keniano para rebajar el récord de la prueba a menos de dos horas desprecia la condición esencial de la soledad», decía el subtítulo de la columna mencionada arriba. Queridos periodistas, estimados lectores, estamos llevando el cuerpo humano a un límite, esto no es una partida de rayuela. ¿O acaso creen que Eliud Kipchoge Kenenisa Bekele  no ponen su salud en riesgo al intentarlo? Los científicos necesitan explorar y registrar la respuesta orgánica a esta brutalidad física porque solo así sabrán cómo entrenar para lograrlo. Y sus patrocinadores lo podrán anunciar si les sale de las narices, que para algo ponen el dinero.

Pero toda esta crítica olvida algo muy importante. Menospreciar la carrera de Monza porque no era homologable (las liebres se relevaban cada dos vueltas, el avituallamiento era solo cada 2,5 km. y un coche avanzaba delante de los corredores con una pantalla con el tiempo, lo que ofrecía una notable ventaja aerodinámica) es despreciar el desarrollo de las ciencias ligadas a la actividad física y el deporte. Y es también carecer de criterio para leer entre líneas qué hay detrás del deporte de alta competición. Porque sin fisiólogos, entrenadores, biomecánicos o nutricionistas nunca se habría bajado de tres minutos y medio en los 1500 metros ni superado los 20 metros en lanzamiento de peso. Quién sabe si seguiríamos saltando altura con rodillo ventral. Todos estos profesionales solo progresan estudiando y trabajando en sus laboratorios. O trasladándolos a un circuito. #Respect.

 

Oviedo, 1978. Profesor de Educación Física y Periodista Deportivo. Blogueo en El Laboratorio Deportivo y escribo en La Bolsa del Corredor. Me gusta todo menos el curling. Las buenas historias se buscan; las increíbles te las encuentras.

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