El efecto Liberty Media empieza a
surtir efecto. Tras reemplazar a Ecclestone en 2016, la Fórmula 1 se impuso
como uno de sus principales objetivos devolver el espectáculo al público en
general. La evolución, de momento, es positiva: prueba de ello son los 80
adelantamientos en 56 vueltas que hubo en el reciente Gran Premio de China. Es
cierto que el circuito era favorable a ello, especialmente por su recta de más
de un 1km, pero es un buen punto de partida.
La Fórmula 1 debe ser un
espectáculo. Lo quiere el público, lo quieren los Managers y lo quieren, sobre
todo, los pilotos. Cuanto menos previsible sea, más público habrá, más
patrocinadores se interesarán y más ingresos se generarán. Los últimos años han
sido difíciles en este sentido, pero parece que las cosas empiezan a cambiar.
La Fórmula 1 trabaja en dos premisas:
mayor espectáculo y mayor igualdad. Para ello es necesario ceder el
protagonismo de la mecánica a los pilotos. Que sean sus manos y no los monoplazas
quienes definan el escenario.
Conscientes de la necesidad de
llevar a cabo esta transición, los equipos decidieron involucrarse por primera
vez con la FIA y la FOM para investigar cómo mejorar los adelantamientos en un
futuro. Son conscientes que sin adelantamientos la industria puede seguir en crisis
debido a la falta de alicientes.
Los 80 adelantamientos en China, el
0 de 3 de Mercedes y la igualdad del bloque medio ha devuelto la ilusión. Pese
a la mejoría, aún queda mucho trazado por recorrer y decisiones que tomar. Habrá
que estar atentos a posibles futuros acuerdos.
You must be logged in to post a comment Login