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Sevilla

Luis Muriel en busca de la consagración

Ha habido pocos delanteros en el último lustro en la Serie A con tanto talento como Luis Muriel aunque también ha habido pocos delanteros en el último lustro en la Serie A que con tanto talento, lo hayan aprovechado tan poco. Desde que despuntase en aquel Lecce en el que compartió vestuario con su ‘hermano mayor’, Juan Guillermo Cuadrado, tras su aciaga cesión en Segunda División con el Granada por parte del Udinese, los ojos del Calcio han estado fijados en él, atentos para no perderse el momento de su consagración en la más pura élite, conscientes y convencidos de que llegaría y con ella el salto a uno de los grandes de Italia. Pero a sus 26 años su consagración aún está en camino y Muriel apenas acaba de empezar a derribar el peso de la expectativa que había venido acusando hasta ahora.

Salvo su primer año en el Friuli, donde realizó once dianas -el mismo número que la pasada temporada y la máxima cota en su carrera-, la relación de Muriel con el Udinese no fue la más deseada y acabó siendo incluso dañina para la eclosión del colombiano y de un nivel futbolístico demasiado dependiente de sus estados físicos y estos a su vez, de sus estados anímicos.

Una tendencia a sumar algunos kilos de más y una intensidad mental quebradiza -casi nostálgica en ocasiones-, cuyos bajones trasladados al terreno de juego ni siquiera le han permitido afianzarse con aplomo en una selección colombiana de la que no formó parte en el Mundial 2014, ni en la pasada Copa América pese a que los ‘cafeteros’ han contado en este periodo con la baja de larga duración de Falcao y con la caída en el rendimiento de Carlos Bacca desde su salida del Sevilla, precisamente.

La Sampdoria le rescató en enero de 2015 de su estancamiento mediante una apuesta muy firme y muy osada -12 millones son una cantidad considerable para un equipo de la parte media de la tabla- pero totalemente acorde al potencial de su fútbol. Mihajlovic lo espoleó en primera instancia, Montella le proporcionó una sociedad que formar junto a Quagliarella, y con ella y ya de la mano del rol decisivo de Giampaolo en la recuperación de sus mejores sensaciones, Muriel empezó a jugar mejor al fútbol -no solo a la pelota-, se alejó de su irregularidad crónica y volvió a encontrar una prometedora consistencia en su juego durante el curso recién concluido, que es exacatamente la que le ha valido su traspaso al Sevilla, en un movimiento de altas cotas de ambición que la carrera del barranquillero necesitaba para optar a asentarse en el primer nivel.

Pese a estar ahora mismo en el mejor momento de su trayectoria, es evidente que Muriel necesita un contexto propicio -no solo táctico- y sentirse importante para no recaer en la sensación bucle de terminar quedándose a las puertas de la consagración y eternamente por debajo de sus condiciones. A nivel puramente futbolístico, la llegada de Muriel al Sevilla le permitirá a Eduardo Berizzo contar con un futbolista de movimientos similares a la última versión que fabricó de Iago Aspas en Vigo.

Un delantero con aptitud para desenvolverse como nueve, pero cuya capacidad técnica y su endiablada conducción en diagonal al arco desde ambos perfiles le permiten partir más acostado, siendo desde ahí mucho más dañino si cabe, y especialmente enfocado a las transiciones, en cuyos metros finales el colombiano sabe elegir muy bien de cara a finalizar la acción o dar el último pase. Y es que con un gran caudal de acciones de este tipo, en las que Muriel sirva casi de conducto ineludible, es difícil imaginar un contexto mejor para una mayor incidencia de sus virtudes.

Al contrario que el de Moaña, Muriel es todavía menos nueve puro, menos goleador al uso, menos determinante en el remate dentro de zona de gol, igualmente vertical y rápido, también autosuficiente y capaz de ejercer de playmaker adelantado, pero más necesitado de una figura que le acompañe en la primera línea del frente ofensivo para que el equipo en su conjunto no pierda pegada de proximidad, así como muchísimo más aficionado a recibir la pelota al pie y a acometer el uno contra uno desde la zona de tres cuartos de cancha, y ligeramente más sensible cuando la jugada se estrecha.

Su jugada predilecta es esa misma, esa por la que se ha ganado el sobrenombre de ‘Ronaldito’ por la evidente similitud de su dribbling en conducción con el del astro brasileño, esa aceleración con la pelota siempre pegada al pie y a una velocidad de vértigo que, combinada con el demoledor primer paso y la alta destreza técnica, muy pocos delanteros en el mundo serían capaces de emular.

En este sentido, su fichaje va muy en la línea de los últimos movimientos ejecutados por Monchi para Sampaoli. Veánse los casos de Joaquín Correa o de Franco Vázquez y sumen un escaloncito más en la cercanía a la portería rival, ocupando el perfil dejado hueco por Vietto. Sabor cien por cien sudamericano, gusto por la pelota, encarador empedernido, indiscutible calidad con tintes lúdicos para levantar al aficionado del asiento, movilidad, cómodo en el ida y vuelta… Las dudas residen en si será capaz de situarse a la altura de la exigencia en el esfuerzo y la presión innegociable que propone Berizzo, de ofrecer desmarques de ruptura y demás movimientos sin balón a los que no está acostumbrado si su técnico se los exige y de imponerse a la ardua competencia con la que contará.

Hijo de taxista, tras algunas bajadas de bandera infructuosas, Luis Muriel parece haber tomado el taxi correcto para que le transporte definitivamente a lo mejor de sí mismo, a alcanzar por fin la tan deseada consagración. Su talento no ofrece dudas pero necesita ser mimado, el libreto de Berizzo parece propicio (ya sea ocupando el carril central en una concepción sin referencias de área claras, o tirado a cualquier costado con el apoyo constante de un lateral largo y/o de un interior intenso y activo para también ganar zonas interiores), aunque deja más espacio para la incertidumbre si no logra convertirse en un titular fijo, si no se adapta a un incremento en los esfuerzos sin balón y si su rol se focaliza en partir asiduamente desde la rotación.

La fe que el Sevilla deposita en él, a tenor de los 20 millones de euros (más bonus) desembolsados por el que es el fichaje más caro de toda su historia, es total y aunque conlleve sus riesgos, deja a las claras que está destinado a ser una pieza fundamental en el futuro inmediato de los de Nervión. La pelota está ahora en el tejado de Muriel. En el mismo sitio en el que siempre ha estado. A la espera de que el delantero colombiano suba, la recoja y plante la bandera de su fútbol a la altura de su talento. La consagración es ahora.

Sevilla. Periodista | #FVCG | Calcio en @SpheraSports | @ug_football | De portero melenudo, defensa leñero, trequartista de clase y delantero canchero

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