El 25 de mayo de 2022, Joan Laporta soltaba estas declaraciones: «Estoy decepcionado, deberemos reforzar el equipo y tomar decisiones importantes». 64 días después tiene los refuerzos de los que hablaba.
El mercado veraniego del Barcelona está siendo propio de un equipo-estado, o más bien un equipo del Football Manager. Hasta ahora -y me sorprendería que se ampliara más la lista- se han hecho con los servicios de Pablo Torre, Franck Kessié, Andreas Christensen, Raphinha, Robert Lewandowski y Jules Koundé, además de lograr la renovación de Ousmane Dembélé, que ya había terminado su contrato con el club y era agente libre. De esta forma, Laporta y su directiva han logrado reforzar todas las líneas del campo, ofreciendo a Xavi multitud de variantes, y variantes a la altura del nombre del club.
La directiva culé está hipotecando parte de su futuro a sabiendas de que una entidad así no se puede sostener económicamente si en lo deportivo no les va bien. La masa social es tremendamente importante, y esta se mantiene y se amplía ganando, no hay otra manera. Laporta y los suyos están haciendo malabares con la ingeniería económica para sacar al club del pozo en el que estaba cuando llegaron. Si las cosas van bien, serán la mejor directiva de la historia del club -si no lo son ya-. Por ahora, el aficionado medio debe disfrutar del equipo que han logrado formar, porque es digno de disfrutar.