La última final de Champions League no solo ha sido un partido histórico por la consecución del segundo triplete del Barcelona en su historia, sino por algo más. Puede que haya sido el último partido de Xavi y Pirlo en la élite del fútbol y eso también es muy destacable.
Xavi ya ha confirmado su marcha del fútbol europeo, se irá de colonizador al fútbol catarí, quieren que el de Tarrasa les ayude a cambiar su concepto de este deporte, como hizo en el Barça casi desde que debutó. Lo de Pirlo es diferente, aún no ha confirmado su marcha de la Juve, pero cada vez aparecen más rumores sobre su posible salida hacia el fútbol estadounidense, el New York City con Lampard y Villa suena apetecible, los norteamericanos quieren que el italiano brille con su mimo al balón, pases en largo y disparos de falta como si fuera un miembro de los Harlem Globertrotter en versión futbolera que sea capaz de llenar estadios con su manera de entender este juego y a Pirlo eso de maravillar siempre le ha encantado.
Sin duda alguna, la mejor imagen de la final de Berlín estuvo después del partido, y no, no fue el Barça levantando la orejona, sino el abrazo de consuelo de Xavi a Pirlo, de dos almas gemelas en esto del fútbol, de dos personas tan distintas y a la vez tan iguales, uno con melena y barba, el otro con pelo corto y afeitado, uno un nómada del calcio italiano, el otro un enamorado del color blaugrana… Pero esas diferencias se reducen a su manera de jugar al fútbol, ambos tienen una misma filosofía de juego en mente, una filosofía que ha sido capaz de cambiar el concepto que teníamos de este deporte.
El fútbol siempre fue concebido como un deporte muy físico, para hombres fuertes y duros, pero estos dos han demostrado que no es así. En la cabeza de Xavi y Pirlo no es como en la de los demás, para ellos ganar no es lo prioritario (que eso no quita que sea importante). Para Xavi y Pirlo lo importante es disfrutar de este juego, disfrutar con el balón. Al igual que lo hacía Louis Armstrong tocando su trompeta, Cervantes contándonos la historia de un hidalgo de la Mancha, Miguel Ángel dándole belleza al techo de una capilla, Alfred Hitchcock teniendo en vilo a aquellos que iban a ver sus películas, Bécquer haciéndonos cómplices de sus sentimientos, Michael Jackson haciendo el famoso moonwalk o Picasso mostrándonos su concepción cubista del mundo. Xavi y Pirlo dan su toque de gracia a este juego, aportan su arte a cada partido, cada vez que la pelota toca sus pies se produce un éxtasis futbolístico, comienza la búsqueda por conservar la posesión, la búsqueda de la perfección. Y es que para ellos no solo vale con ganar, también hay que disfrutar y haciéndolo bonito.
Los que somos de Xavi y Pirlo nos irritamos con aquellos que solo miran el resultado, que creen que el lado positivo del fútbol está en ganar. No podemos con los que gastan horas y horas de su tiempo mirando una web de marcadores en vez de ver el partido. Nosotros no somos así, a nosotros nos gusta sentarnos y disfrutar, nos gusta la posesión, el fútbol en el que dos equipos luchan por tener el máximo tiempo la pelota y crear maravillas con ella. Somos del tiki-taka, del pase de la muerte, de sacar la pelota jugada desde el área en vez de buscar el balón en largo, de un juego que no tiene por qué dejar de ser directo y atrevido, la pelota es simplemente el pretexto, la base del juego con el que más disfrutamos, no hay que tocar por tocar, hay que tocar para crear, la pelota es la almohada que nos permite soñar, nuestro camino de baldosas amarillas. La pelota es Xavi, la pelota es Pirlo.
Probablemente la alegoría futbolística de mayor envergadura que hayan visto mis ojos sean las lágrimas de Pirlo tras no conseguir que su sinfonía mandara sobre el Olympiastadion de Berlín mientras Xavi levantaba su última copa, otra más. Esa copa confirmaba el triunfo de su método tras su último partido con el club de su vida. Xavi fue incapaz de soltar el balón con el que jugó la final, porque nunca en su carrera lo hizo y así ha conseguido llevarse tantas alegrías. Xavi ha entendido el fútbol, pero pese a la derrota, Pirlo también. Nadie sabe qué les deparará el futuro a estos dos, pero seguro que vayan donde vayan, harán todo lo posible para que entiendan el fútbol como ellos, como nos lo han hecho entender a nosotros, a los que somos de Xavi y Pirlo.