Con la Supercopa de España le llegaba una nueva oportunidad al Sevilla de levantar su primer título de la temporada, pero tras el partido de ida las sensaciones no son buenas. Noche de domingo en el Ramón Sánchez-Pizjuán para presenciar el primer partido de la temporada del Sevilla en su renovado estadio. Las gradas desbordadas de ilusión a pesar del primer varapalo recibido en la final de la Supercopa de Europa ante el Real Madrid. Pero esa ilusión se fue apagando con el primer gol del Barcelona en el minuto 53 de partido, obra de Luis Suárez, y se terminó de disipar tras la sentencia de Munir en el minuto 80. Un 0-2 de ventaja para los culés que deja muy pocas posibilidades al Sevilla en el Camp Nou en el partido de vuelta.
El conjunto nervionense salió al terreno de juego con un planteamiento atrevido pero que bien ejecutado podría tener éxito. La idea era la de presionar arriba al rival para robar el balón cuanto más cerca del área contraria u obligar a que el Barcelona sortease la pelota, que no tuviese la posesión y, con ello, el dominio del partido. Además de tratar de desactivar el juego de posesión del conjunto culé, el Sevilla de Sampaoli buscó tener la posesión y que el Barcelona fuese el que corriera detrás del balón, pero eso es una tarea muy complicada cuando la intentar realizar ante el mejor equipo del mundo es llevar a cabo esa idea y que lleva años dando lecciones de ella.
En tareas defensivas es donde el Sevilla ha mostrado debilidades en los dos partidos oficiales que lleva jugados esta temporada. Sin duda, falta una mayor organización y sincronización de todos los jugadores con tareas defensivas. Ya se han tenido fallos que cuestan partidos, y más ante equipos como el Barcelona que cuenta con jugadores que pocas veces perdonan los fallos del rival. A pesar de ello, el debutante Gabriel Mercado ha hecho un gran partido en el día de hoy con robos por abajo muy buenos, algunos de ellos en jugadas clave en las que había pocos defensores tras él.
Otro de los grandes problemas del Sevilla es la falta de llegada con peligro y, por consiguiente, de disparos a puerta. Tan solo una vez ha tirado el conjunto sevillista entre los tres palos en la ida de la final de la Supercopa de España en su estadio. No se puede llegar tantas veces a zonas cercanas al área rival y ni intimidar al portero. Se han finalizado muy pocas jugadas, parecía que existía una especie de miedo a intentar atreverse ante la defensa culé. Tiros lejanos buscando siempre posibles rechaces, pases al hueco por alto o bajo al delantero o jugadores de banda, centros fuertes rasos para que Vietto (o el jugador más cercano al área) intente llegar a uno de ellos… A fin de cuentas, buscar alternativas cuando no salen las cosas. Tener un poco de imaginación, de creatividad. Y es hablando de la creatividad cuando se debe destacar el nombre de Hiroshi Kiyotake. El jugador más creativo del once inicial de Sampaoli ha estado fuera de su zona la mayor parte del partido. Al centrocampista japonés se le anulan muchas de sus capacidades cuando retrasa su posición y entra poco en contacto con la pelota en zonas de creación.
Pero a pesar de todos los fallos que el Sevilla debe corregir de cara a la temporada, hoy se debe destacar la figura del guardameta sevillano Sergio Rico. A pesar de los dos goles, el cancerbero nervionense ha sido unos de los jugadores más destacados del Sevilla con varias paradas clave que han evitado la goleada de los de Luis Enrique.
Desde el mes de agosto hay que exigir lo mejor al equipo, pero al fin y al cabo el Sevilla vuelve a verse con casi media plantilla renovada. Jugadores que solo llevan unas semanas juntos y se han dejado el alma en dos partidos ante dos de los mejores equipos del mundo. Tiempo al tiempo, porque el Sevilla ya nos tiene acostumbrados a realizar grandes temporadas con la plantilla llena de caras nuevas. De momento no hay ninguna razón por la que no confiar en el nuevo proyecto y la filosofía de juego que trae el argentino Jorge Sampaoli. En unos días se juega la vuelta de la final de la Supercopa de España y los de Nervión tienen que tratar de pulir todos los fallos cometidos y, sobre todo, no darle opciones de marcar al conjunto culé, porque ya todos conocemos que no suelen perdonar.