La primera acepción de ‘diplomático’ en nuestro diccionario lo define como “perteneciente o relativo al diploma”, la tercera como negocio “que se trata entre dos o más naciones” y la séptima como alguien “circunspecto, sagaz, disimulado”. Las tres descripciones valen para hablar de nuestros diplomáticos. Sí, esos deportistas españoles que no lo han hecho tan bien como para colgarse una medalla pero tampoco tan mal como para estar lejos de ellas en este recién acabado Río 2016.
Decía que me valían esas acepciones porque estos deportistas pertenecen al diploma tanto como el diploma les pertenece tras acabar entre los ocho mejores de su modalidad. También porque en los Juegos Olímpicos los negocios (desgraciadamente) y el Estado también compiten. Y por último, porque para triunfar en el deporte (o en la vida) se debe ser circunspecto (o prudente), sagaz (o astuto) y un poco disimulado para coger desprevenido al rival.
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Esas cualidades las tienen los más de cuarenta diplomáticos que España tuvo en Río de Janeiro. Algunos lo fueron por milésimas (‘Sete’ Benavides en piragüismo), algunas por técnicas de oro (María Bernabéu en judo). Para unos es la despedida del deporte de élite (‘Purito’ Rodríguez en ciclismo), para otros un premio en su primera vez olímpica (Jesús Tortosa en taekwondo). Los hay que repiten (Ander Elosegi piragüismo en eslalon) y las hay que estaban acostumbradas a las medallas (Ona Carbonell y Gemma Mengual en natación sincronizada). También hay equipos: de agua (waterpolo) y de tierra (hockey hierba). Incluso uno subido a caballo (Severo Jurado en doma) y otra con una escopeta (Fátima Gálvez en tiro). Guantes no faltan. Samuel Carmona (boxeo) y Rafa Cabrera (golf) los lucen a base de golpes. Aunque para luces tenemos las ‘velas’ de Berta Betanzos y Tamara Echegoyen (vela). Y no pongo más nombres que no quiero ser más pesado que los discos de Andrés Mata (halterofilia).
Ahí tenéis algunos. Afortunadamente (o desgraciadamente) no caben todos, pero igual de orgulloso me siento de todos ellos. Por eso los quiero reivindicar. Porque me han hecho disfrutar estos días aunque no ganen medalla. Aunque no sean portada ni en sus ayuntamientos los reciban multitudes. Aunque tengan que soportar la ‘medallitis’ que sufre España y aunque mis palabras no les sirvan de consuelo. A pesar de todo, ¡gracias diplomáticos!
Imagen cabecera: Twitter de Rafa Cabrera