El Sporting de Gijón arrancó el curso como un cohete. Los del Molinón sumaron siete de sus primeros nueve puntos ilusionando mucho a su gente. Y eso, que el verano había sido muy movido. Parte de la columna vertebral que salvó a los asturianos partió de Gijón y Abelardo tuvo que reinventarse fichando hasta 13 jugadores. En el recuerdo estaba el ascenso de 2014 en el que muchísimos canteranos aterrizaron en el primer equipo para ayudar al Sporting a volver a primera. Y este curso, tras una temporada de sufrimiento, los rojiblancos –con su 4-2-3-1 particular- sorprendieron a los analistas con su fútbol y con, sobre todo, triunfos. Sobraba clase ya que solo con nombrar tres media puntas de la talla de Víctor, Moi o Burgui uno debe callar y disfrutar.
Sin embargo, las cosas empezaron a torcerse. Los puntos, como todos pueden entender, comenzaron a escasear. Los rojiblancos, encima, recibían muchos tantos. Y cuando un equipo empieza a perder puntos y confianza los técnicos, normalmente, deciden cambiar el rumbo. Abelardo buscó reforzar su defensa colocando uno más y liberando a sus carrileros. El partido del Bernabéu, en el que un penalti marrado por Duje Cop privó de extraer un punto del coliseo blanco, demostró al Pitu que el esquema podía funcionar.
Defensivamente, es evidente que el equipo mejora. Los cuatro centrocampistas tienen más seguridad a la hora de salir a presionar –ya que tienen a tres defensas por detrás- y algún interior puede quedar descolgado. Además, Douglas es uno de los jugadores que más favorecido sale. El brasileño, que tiene algunas deficiencias defensivas, tiene mucha más licencia para llegar al área contraria. Y si el carioca se siente mejor, qué decir de Isma López. El de Pamplona, que hasta hace poco era un enganche, tuvo que reconvertirse en un lateral que lo pasaba mal cuando lo encaraban. Pero ahora, de carrilero, está más respaldado.
Sin embargo, el único problema se halla a la hora de atacar. Con tan solo Cop en la punta, el croata más de una vez se encuentra sin aliados para crear ocasiones de gol. Aunque, si el partido va mal, Abelardo decide extraer un defensor para que Viguera le acompañe. Aun así, esta es una formación que aun no ha acabado de funcionar pero, afortunadamente para ellos, aun queda mucha temporada. Abelardo lo está probando todo y trabaja para dar con la tecla. Habrá que sudar mucho, claro está, pero esto es primera división.