Rikako Ikee es un medallero andante. La nadadora tiene solo 20 años, pero a su temprana edad suma 33 metales en diversas competiciones nacionales, continentales e intercontinentales. La japonesa, nacida en Tokio, tenía un sueño desde que se conoció quién iba a organizar los próximos Juegos Olímpicos. No le bastaba con haber representado a su país en Río en 2016, donde pese a sus 16 años había competido en siete disciplinas distintas.
Pero con Tokio 2020 en el punto de mira, todo se torció a principios de 2019. Tras unas semanas donde se sintió enferma a Ikee le diagnosticaron leucemia. A sus 18 años, reunió entereza y publicó en sus redes sociales un emotivo mensaje para sus fans, oficializando que ahora tenía la carrera más importante de su vida y que se iba a librar fuera de las piscinas. Su sueño se había acabado.
Tras una larga batalla de 12 meses y tratamiento ininterrumpido, unos análisis le dieron la mejor noticia de su vida. Estaba limpia. Podía volver a competir. Pero era marzo de 2020. Los Juegos Olímpicos de Tokio ya no eran una opción… O sí. Porque la pandemia, tan mala noticia para todo el mundo, supuso un egoísta soplo de aire fresco para ella. Ya estaba pensando en París 2024 cuando el mundo entero se recluyó en sus casas y en Japón saltó la noticia: los JJOO se aplazan un año. Bala extra.
Ikee, que estaba llamada a ser una de las estrellas del evento que celebraría su ciudad en 2020, había tocado el infierno y ahora estaba en una nube. Sus registros previos y su última competición antes de la leucemia, los Juegos Asiáticos, la aupaban a ser una de las nadadoras a seguir en hasta cuatro pruebas individuales y varias por relevos. Raro sería que no se fuera de los Juegos con más de un par de medallas colgadas de su cuello.
Y de pronto todo se fundió en negro… Y se volvió a hacer la luz. Ese aplazamiento anual sirvió para que Ikee se preparara mejor, aumentara la carga de entrenamientos y se replanteara su meta. Tokio era difícil, pero no imposible. Solo 12 meses podían no ser suficientes para tener la mejor preparación y para ver cómo retomaba una progresión que se había cortado. De manera oficial había anunciado que no estaba al 100%, y que iba a utilizar esos campeonatos nacionales para seguir su preparación de cara a 2024. Pero no estaba dispuesta a no intentar competir en casa.
Su fortaleza mental no cuadraba con la física. “Me decía a mí misma que podía ganar antes de cada carrera, pero la realidad es que no estaba igual de preparada que en 2016. Una esas cosas las nota”. El caso es que Ikee venció en la prueba de 100 metros mariposa y eso le ha valido un billete para disputar sí o sí el relevo del 4×100 metros estilos en Tokio. Puede que no sea su única prueba… Aún tiene opciones para disputar alguna más.
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