El primer partido del FC Barcelona en esta Champions League, así como el arranque de su curso futbolístico en general, ha dejado en mí un hilo de sensaciones positivas. Antes que nada, quiero exponer claramente que estas sensaciones se desmarcan de los partidos de Supercopa de España ante el Real Madrid, un duelo que quedó marcado por el querer y no poder de un proyecto que estaba arrancando y sin un trabajo consolidado con la plantilla al completo. Al Barça se le hizo de noche en el mercado veraniego y así lo pagó, pero parece que una vez trabajado el sistema y el acoplamiento de cada pieza a él, los resultados empiezan a darnos la razón a los que creíamos en el buen hacer de Ernesto Valverde, pese a las adversidades encontradas y a no disponer, quizás, de todos los refuerzos que quería.
Y entre los elementos que configuran este buen hacer, encontramos la capacidad mostrada (hasta ahora) por el ‘Txingurri’ a la hora de entender que el bienestar de Leo Messi dentro del terreno de juego es uno de los requisitos capitales para que la maquinaria blaugrana funcione a la perfección. Una consigna que cualquier entrenador del mundo tendría clara y que parece fácil de llevar a cabo, pero los problemas mostrados durante el último curso nos dicen que no siempre es así. Así pues, ¿cómo se consigue este bienestar?
Imaginen que en un mundo paralelo, se cuidaran a las especies animales en peligro de extinción. Entendiendo que hay que asistir al máximo cada ejemplar para que se desarrolle de la mejor forma posible, una de las prioridades sería darle un hábitat que le brindara la mayor confortabilidad posible. Extrapolen este caso a Leo Messi: la mejor forma de conseguir el bienestar de la especie más valiosa que se ha visto jamás dentro de un terreno de juego es rodearlo adecuadamente, para que pueda centrarse en desarrollar todo su potencial en aquel espacio de campo donde marca la diferencia una y otra vez dentro de un mismo partido.
En un párrafo anterior afirmo que Valverde tiene la capacidad para hacer que esto suceda porque, además de comprobar sus intenciones partido tras partido, sus palabras desprenden el mejor de los propósitos en base a esta idea. El entrenador blaugrana dijo, el pasado 20 de agosto, que «Messi es el jugador más importante. Es el mejor del mundo. Esa es la suerte que tenemos. Pero entre todos le tenemos que ayudar. Él tiene una función ofensiva clarísima pero debemos encontrar la forma de que se sienta a gusto y pueda hacer su juego y suministrar juego al resto. Todas las miradas se centran en él». Me parecen unas declaraciones de valor futbolístico incalculable, especialmente con lo de “hacer su juego y suministrar juego al resto”. Esa afirmación atorga al argentino no solo el papel de creador, sino también de abastecedor de juego, lo que me parece un clara pista de hacia dónde se dirige el Messi del futuro.
Bajo esta premisa, creo que será más que habitual ver a Leo Messi ocupando la posición clásica de ‘diez’, sin necesidad de tener que partir siempre desde banda derecha. Solamente lo va a hacer si él quiere, porque la inserción de jugadores que pueden jugar en las dos bandas (Gerard Deulofeu / Ousmane Dembélé) genera la constante permutación posicional del argentino, con el factor sorpresa que esto representa para el rival a lo largo de los 90 minutos. En otras palabras: Messi no parte de ningún sistema, sino que es todo lo demás lo que parte de Messi según el hábitat en el que el argentino decide establecerse.
Me alejo un poquito de Messi, por un momento, para destacar el efecto mariposa que produce el tener en el equipo a Deulofeu y Dembélé, jugadores de banda que pueden jugar en ambos lados. La incorporación de un extremo derecho fijo, junto con el despliegue físico que ofrece Nelson Semedo, representa una liberación para algunos jugadores que en años anteriores no podían desplegarse del todo a nivel ofensivo y de creación. La tendencia de Messi a ir hacia el centro generaba un agujero defensivo ante el que Ivan Rakitic y Sergio Busquets se veían obligados a dedicar más esfuerzos de los convenientes para socorrer al equipo defensivamente. Parece, tras los primeros partidos, que el sistema permite a cada jugador centrar el 100% de su atención en su posición, con la mejora futbolística que esto representa (tras el partido contra la Juventus, el mismo Rakitic dijo sentirse más liberado). En definitiva: se consigue una mejora individual enfocada hacia el beneficio colectivo.
Por eso creo que el nivel mostrado por Rakitic en este inicio no es casualidad. Como tampoco lo es la mayúscula aportación de Jordi Alba en los primeros partidos de la temporada. Es por esto que Andrés Iniesta ha encadenado cinco partidos jugando a un gran nivel cuando nos dijeron y nos creímos (me incluyo) que ya no estaba para jugar dos partidos por semana. Tampoco vemos a un Sergio Busquets tan desbordado como el año pasado y con más participación a la hora de crear. Por eso también parece que Messi… Messi…
…
Pido disculpas. Messi me ha dejado (otra vez) sin palabras. Pero no pasa nada. Que así siga siendo mientras le veamos disfrutar así en el hábitat en el que se siente más confortable: la cancha.
You must be logged in to post a comment Login