Nada le importa más a Monchi que su Sevilla. Solo hay algo que está por encima del club que ha defendido bajo tres palos, en la silla de un banquillo, o en el sillón de su oficina. Su familia. El motivo por el que Monchi podría estar forzando su adiós del equipo que elevó a la gloria. Sin ir más lejos, el propio presidente del Sevilla FC, Pepe Castro, manifestó hace unos días -previa a la final de Copa del Rey- el posible malestar de los más cercanos al director deportivo de moda en Europa, respecto a su dedicación.
Ramón Rodríguez Verdejo ha mantenido varias reuniones durante su camino a la soledad. Con su equipo de trabajo, para anunciarle su decisión, tan firme como fue su gestión. Y con Jose María Cruz, el director general del club hispalense, que aún albergaba la ilusión de intentar convencer a la pieza esencial de un proyecto que aún sigue en marcha. Ya se consiguió en otras ocasiones, pero esta vez, todo parece más complicado. El ‘dicen que nunca se rinde’ se podría extrapolar en estos momentos al ‘espero que nunca se rinda’. El corazón del sevillismo tiene mucho que agradecer a Monchi, pero el mayor deseo es seguir acumulando deudas con el de San Fernando. Tras un día frenético, el Sevilla FC lanzó un comunicado en el que aseguraba la continuidad de su director deportivo, aunque también indicó la veracidad de la información acerca del deseo de Monchi de dejar el club. La cláusula de 5 millones de € que existe en el contrato de renovación del ex guardameta nervionense es ahora, el nexo de unión transitorio entre ambas partes.
El modelo del éxito no acaba en Monchi, pero todos sabemos que sin él, nada sería igual. Para empezar, Unai Emery. Un entrenador cuya reputación en el viejo continente está en pleno auge, y que solo sigue en el Sevilla FC gracias a la persona a la que guardaba toda su confianza. Esa persona es calva, le gustan los carnavales y fue portero, de los normalitos.
Monchi ha logrado sanear las arcas de un club, que acababa de salir del pozo de la segunda división. Y lo ha hecho en apenas 10 años. Una década de trabajo, de esplendor y milagros. Un proyecto que ha conseguido ingresar más de 400 millones de euros con sus ventas, sin dejar de crecer deportivamente. Desde Reyes a Sergio Ramos, desde Baptista a Dani Alves, desde Navas a Bacca, pasando por Rakitic y Negredo. Más de 200 millones de beneficio tras invertir en fichajes que poco tiempo después, aumentarían su valor en beneficio del Sevilla FC. Una gestión brillante que puede acabar con la marcha de su líder, de su alma.
Las horas venideras serán decisivas para el director deportivo hispalense, para los aficionados sevillistas, y para el futuro del club. Seguro que el comunicado de la entidad de Nervión no es el último capítulo de un culebrón que a buen seguro, traerá consecuencias negativas. Monchi se queda, y eso es un motivo para que el sevillismo respire, al menos de momento.