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Las redes sociales son el otro terreno de juego

Sergi BESADe Air Jordan a King James, de la silueta ejecutando un disparo de David Beckham a la postura de Cristiano Ronaldo antes de lanzar una falta, de la luna y el sol de Il Dottore VR46 al logotipo “por fuera” de JL99, líder de los espartanos. Se trata de deportistas, entre tantos otros, que más allá de su talento han conseguido que su nombre e imagen sean asociados a un conjunto de valores y sensaciones que los han llevado a convertirse en una marca por sí mismos.

Un fenómeno que no se reduce tan sólo al deporte de elite sino que va más allá; es un claro ejemplo de ello el caso de Josef Ajram, quién ha conseguido ganar notoriedad y ser reconocido desde un trabajo a la sombra, lejos inicialmente de los focos mediáticos.

Se trata de marcas personales deportivas que juegan un papel in-crescendo en el panorama actual en el cual del deporte reducido a su mínima expresión cada vez queda menos y es el sport business quién manda por la cantidad de intereses y miradas que acapara. Un rol que aún tiene más importancia en un contexto de crisis que se expresa en dos direcciones. Una primera en la que el fan necesita del deporte para evadirse y encontrar refugio lejos del estrés cotidiano, en la cual sentir el deportista idolatrado cercano, gracias a la marca personal y su potenciación vía redes sociales, puede aportar luz en un marco de sombras. La otra, focalizada desde una perspectiva profesional en la cual los deportistas maximizan sus ingresos a partir de contratos de patrocinio, participando en campañas publicitarias o actuando como  embajadores de marca llegando incluso a dejar en segundo plano, a nivel económico, sus contratos profesionales.


Elaboración @BizSphera a partir de la TOP100 Highest-Paid Athletes de Forbes

En este contexto, los derechos de imagen se han establecido como los protagonistas de un proceso de negociación contractual entre empresa y trabajador en una lucha por sus intereses individuales. El caso de Neymar, el flamante fichaje del FC Barcelona este verano, es la clara ejemplificación de esta nueva tendencia. El 11 azulgrana, con tan sólo 21 años, es imagen de 15 marcas comerciales que le reportaron 10 millones de dólares de ingresos gracias a la buena gestión de su marca personal registrada NJR.

Sin embargo Ney, de entre los futbolsitas, sigue lejos de Messi y Cristiano Ronaldo quienes de momento comen aparte. Veintiún millones de dólares son los que cobran cada uno por contratos ajenos a sus respectivos clubes con la diferencia que CR7 se embolsa sólo el 50% de ellos, la otra mitad es para el Real Madrid, mientras que Messi sí ingresa su totalidad. Tres ejemplos de cracs mediáticos con enorme potencial pero que aún están a años luz de David Beckham o Michael Jordan – este último lidera pese a llevar años retirado la lista Forbes de deportistas más bien pagados – 80 millones de dólares anuales ingresa Flight- quienes son los auténticos mitos de la marca personal deportiva.

Tattoos, peinados, maneras de ser, actitud, reacciones y también performance, cómo no, son alguno de los inputs que alimentan la evolución de persona a marca personal. En este marco, el boom 2.0 ha revolucionado el concepto de marca hasta el punto que uno mismo, sea persona o empresa, ya no se define única y exclusivamente por sus acciones y decisiones sino que pasa a ser el que comparte, la identidad expresada a partir del you are what you share.


Top 20 Most Followed Athletes | Fanpagelist.com

Rompedoras del status quo, desconocidas incluso por aquellos quienes se dedican a ello, las redes sociales no sólo tienen su valor añadido en la posibilidad de tener un canal propio de comunicación y en la capacidad de humanizar al ídolo con la oportunidad de interactuar con los fans, sino en permitir proyectar y trabajar la identidad personal. Una herramienta básica de cara a la credibilidad y potencialidad del deportista como activo ante propuestas de nuevos patrocinadores.

Su irrupción y establecimiento ha supuesto la aparición de un nuevo terreno de juego con sus propias reglas en el cual la lucha es por tener más y mejores followers así como por conseguir una reputación sólida a partir de la potenciación de las fortalezas y valores del carácter de uno mismo. En la diferenciación a partir de crear y compartir contenido interesante está la clave de este nuevo escenario que ha creado la oportunidad de incluir en la vida del deportista profesional un nuevo rol que, bien trabajado, puede marcar la diferencia y que plantea la decisión de escoger ser deportista profesional o profesional del deporte entendido como sport business dentro y fuera del terreno de juego.

[Sigue toda la actualidad del marketing deportivo en @BizSphera]

Valencia (VE), 1980. Periodista y trotamundos. De Venezuela a España, vía Boston, Bolonia y Turín. Deportes en general, fútbol en específico y si es italiano mejor. Zebra con Z. Estamos hechos de la misma materia que los sueños.

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