Todos tenemos siempre cosas por hacer. A veces, nos venimos arriba y creamos listas de objetivos pendientes con gran empeño para observarlas más tarde de reojo, pasando de puntillas. No vaya a ser que todo aquello por hacer, acumulado en el paso del tiempo, llame a la puerta de nuestra conciencia. El caso es que siempre tienes algo que aprender, mejorar o hacer desde cero. El inglés está en los planes de las actuales generaciones, pero muchas otras que ya crecieron arrastran esa espina en las entrevistas de trabajo, por mucho que se esfuercen en ver las series en Netflix con versión original. No son nadie sin los subtítulos. Esta vez parecía que sí, pero no. El arroz se te ha vuelto a pasar y volverás a maldecir las encimeras vitrocerámicas que no respetan tus tiempos de cocción. Nada como aquello que se cocina a fuego lento, sin medias tintas. El tabaco, sonriente en el ring, sigue ganando el pulso sin despeinarse. La lucha frente a la costumbre placentera y adictiva sigue firme. Dar el brazo a torcer con el carnet de conducir no es sencillo una vez te acostumbras a prescindir de él. Y con ello te privas de la independencia, del aire que entra por encima de los cristales sin timidez, de los paisajes difuminados con la velocidad que desean ser cuadros de Renoir.
Al Barça se le creó un extenso repertorio de cosas por hacer. Coqueteó con la incertidumbre y, con ella, perdió el control. Xavi llegó y la afición, nefelibata, se puso a sus pies. La realidad es que debajo del brazo traía mucho trabajo por hacer. Caer en Champions y Copa fue todo menos inevitable. Y de allí empezó a cimentar las tareas pendientes. Es evidente que el balance pone a favor las mejorías que ha desarrollado el técnico de Terrassa. Todo empieza a entenderse desde la presión, la movilidad, la velocidad en la circulación de balón y la profundidad. Sobre todo, en crear un equipo reconocible en sus mecanismos y en sus sensaciones. Mestalla ha reafirmado una continuidad positiva que evidencia que el equipo empieza a crecer, aunque el segundo acto pareciera de otro capítulo. Los jugadores empiezan a comprender su parte del engranaje para lograr entre sí que el equipo pueda ser más peligroso y contundente.
La última ventana de fichajes le ha hecho ponerse manos a la obra con la asignatura del gol. La llegada de los últimos refuerzos son un claro argumento para manifestar este cambio, además de una garantía en la ampliación de plantilla. El Barça no marcaba cuatro goles en un partido desde agosto. Algo que ha logrado dos veces en este mes de febrero. Sonríe ante el reencuentro con la definición. La puesta en escena de sus cuatro nuevas incorporaciones ha tenido una gran incidencia en ello. Tres tantos de Aubameyang, dos asistencias de Adama, dos goles de Ferran y dos asistencias y un gol y tres asistencias de Alves. Dotarse de delanteros que saben ir al espacio, extremos para generar amplitud y un lateral todoterreno que lleva el pase de gol por bandera.
No obstante, arrastra parte de ese largo listado. En ocasiones sigue salvándose a sí mismo por las ventajas que genera en el marcador, pero vuelve a mostrarse impreciso en partidos donde ha sabido ejercer su dominio. Es capaz de mostrar las dos caras de la moneda. Persiste el daño que le crean con poco, antagónico a la solidez defensiva. La fortaleza mental, aun haber mejorado, sigue estando en trámite. Algo que debe reforzar para poder beneficiarse de la estabilidad.
En los despachos, es vital que se aten los compromisos de Gavi, Araújo y Nico. Los dos primeros tienen contrato hasta junio de 2023, mientras que el segundo finaliza en junio de 2024. Tanto Gavi como Nico han mostrado su comprensión del juego, el acierto de su criterio y su gran peso en la medular, donde existe una gran competencia. Sobre todo, desde que volvió a aparecer Pedri tras su lesión a un nivel superlativo. Mientras, Araújo ha demostrado ser un titán en los aprietos y es apuesta segura en la pareja de centrales. Tres piezas clave, junto a otras, que escriben el presente y, sobre todo, el futuro.
Otro cometido que ocupa a Xavi Hernández es el de generar más confianza en Sergiño Dest y recuperar a Frenkie de Jong quien, a pesar de estar mejorando de manera notable, todavía no está cerca de todo lo que puede llegar a ofrecer. También el de aprovechar el recurso que significa Dembélé como ya hiciera en los dos últimos encuentros, ya sea por rotar jugadores o porque en partidos concretos es un perfil de jugador que, con sus recursos, puede generar mucho peligro cuando se encuentra bien físicamente. A pesar del desencanto que produce en la grada, no tendría mucho sentido no contar con él en lo que resta de temporada si está a un buen nivel.
La clasificación a Champions es la prioridad. Tras pisar la Europa League 17 años después, el Barça no puede permitirse no tener presencia en la competición europea por excelencia el próximo curso. Ya sea con acceso desde las plazas de Liga o desde el trofeo que se disputará en Sevilla. Aunque cada 90 minutos sean distintos y los análisis tengan un tiempo de vida cada vez más corto, todo fluye en una línea ascendente. Su máxima aspiración pasa por volver a ser capaz de competir a grandes equipos. El optimismo vuelve a estar presente y ese ya es un factor imprescindible en sus asignaturas pendientes.
Imagen de cabecera: FC Barcelona
Editora en SpheraSports. Especialista en Scouting y análisis de juego por MBPSchool. Sport Social Media. Eventos Deportivos
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