Después del parón de selecciones, vuelve la liga. Dos semanas ha tenido Rafa Benítez para recuperar lesionados y reflexionar sobre lo ocurrido en las últimas jornadas. Y es que, cuando se han acabado los buenos resultados, las carencias que ya se denotaban han salido a la luz todas de golpe.
Ya en el último partido en el Bernabéu contra el PSG, la grada acabó pitando a los blancos por el mal juego. Y eso que el encuentro acabó con victoria por 1-0. Los franceses dominaron la mayor parte del tiempo y sólo la suerte hizo que no acabaran goleando. Algo que sí ocurrió en Sevilla, donde el equipo dejó una imagen de impotencia muy preocupante. Si el partido no hubiese concluido aún, los madridistas seguirían trotando detrás del balón en el rondo de los andaluces.
Existen muchas dudas entre la afición: ¿A qué juega el equipo? ¿Por qué da la sensación de que se echa para atrás cuando se adelanta? ¿Por qué es cada vez más vulnerable en defensa? ¿Por qué baja los brazos? ¿Qué le pasa a Cristiano? ¿Y a Kroos? ¿Por qué James no juega cuando siempre ha rendido a buen nivel? ¿Están los jugadores en sintonía con lo que quiere Benítez?
Demasiadas preguntas sin respuesta a estas alturas de campeonato que, de no mejorar el equipo pronto, seguro seguirán aumentando.
Esto nos deja al Real Madrid en el momento más crítico de lo que llevamos de temporada. Todo lo contrario parece ocurrir en Can Barça, donde lo que podría haber sido un enorme contratiempo ha acabado con el equipo en lo alto de la clasificación y yendo a más en su juego. Tras la lesión de Messi, el equipo ha sabido reaccionar y jugadores como Neymar han mostrado estar un nivel impresionante. Además, el crack argentino está de vuelta.
Si ya de por sí los blancos no están en su mejor momento, la eterna comparación con los azulgranas agrava más la situación. Si añadimos que es semana de clásico, que se juega en el Bernabéu, y que el Barça está con tres puntos más en la tabla, se unen todos los factores para que sea un partido poco menos que vital para los de Benítez.
De ganar, el equipo empataría en lo alto de la clasificación y daría un respiro a los blancos. Algo que también ocurriría en caso de conseguir un empate, siempre y cuando se vea una cara muy distinta a la de los últimos encuentros. Mientras, una derrota en casa contra su máximo rival y distanciarse tres puntos más de la cabeza sería un auténtico mazazo.
Seis puntos a estas alturas no son, ni mucho menos definitivos, pero sí que comenzaría a ser una distancia importante. Sobre todo en la situación actual.
Independientemente del resultado, cuya importancia es más que evidente, los blancos necesitan recuperar sensaciones. Y eso se consigue disfrutando sobre el campo. El Real Madrid debe defender junto, estar ordenado, ser sólido en defensa, sí. Pero sobre todo tiene que atacar, tiene que tener el balón, tiene que llegar con gente arriba… En conclusión, para que este equipo disfrute, tiene que ser un equipo ofensivo y valiente. Eso es, no sólo lo que gusta a la grada, sino también a los jugadores y para lo que está diseñada la actual plantilla. Calidad para hacerlo la hay de sobra.
Por todo esto y pase lo que pase el próximo sábado, lo que es seguro es que nadie quedará indiferente. El partido puede ser un punto de inflexión en la temporada de los blancos, y aunque estamos aún en Noviembre, va a marcar el devenir de las próximas semanas.