Dani Carvajal llegó al Real Madrid en silencio, con la cabeza gacha, con la etiqueta de canterano que había tenido que triunfar en el extranjero para ponerse la zamarra blanca. Desde su llegada, el chico de Leganés demostró que no solo era un futbolista digno para jugar con el cuadro doce veces campeón de Europa sino que también, podía hacer historia con él.
Con Ancelotti, el español siempre tuvo como referencia un extremo que, encima, era de clase mundial. En el 4-3-3 o 4-2-3-1 del técnico italiano y de Zinedine Zidane, Gareth Bale no paraba de tirar diagonales para dejarle todo el carril libre. Si estaba Lucas –un extremo más de regate y centro- el madridista podía utilizar el clásico recurso de doblarle por fuera y centrar, en caso de recibir el cuero.
Sin embargo, en estos últimos meses, todo ha cambiado. El esquema del cuadro del Bernabéu ha mutado su esquema al 4-3-1-2 por culpa de un hombre: Isco. El malagueño, tras su explosión de juego obligó a su entrenador a jugar en rombo obviando la posibilidad de jugar con extremos. La increíble calidad del ex del Málaga – se ve con capacidad para recibir cada balón y mejorarlo- ha convertido al cuadro de Zidane en uno que juega en rombo, algo no muy visto en las grandes potencias europeas.
El rombo, por tanto, obliga a los laterales a tener una proyección ofensiva más grande ya que para conseguir la profundidad que siempre ha buscado el Madrid –muchos goles han llegado con el centro y remate de Cristiano- se necesita que alguien pise la línea de fondo. Marcelo, con esta disposición, continua estando muy arropado por sus compañeros. Primero por Kroos, en salida de balón, y después por Isco ya que este es uno de sus mejores socios.
Carvajal, por su lado, no tiene ese apoyo que él siempre querría porque además Cristiano, si sale del área, suele caer más en banda izquierda, donde más le gusta para recortar y disparar. Pero Dani, aun así, sigue siendo clave a pesar de no estar tan escoltado como los demás. Se volvió a ver en Cardiff. Los blancos utilizaron uno de los recursos más importantes del fútbol de toda la vida: despistar por un lado y acabar por el otro. Kroos y Benzema combinaron por izquierda para acabar encontrando a Ronaldo por dentro. En derecha apareció él, en soledad, para dar la primera asistencia de la duodécima. Él no necesita a nadie, para seguir siendo vital. Es la soledad de Dani Carvajal.