Los Clippers, desde la llegada de Chris Paul para formar dupla con Blake Griffin, son uno de los equipos punteros de la NBA. Con la incorporación posterior de Doc Rivers la temporada pasada, parecían dar un salto de calidad al contar con un entrenador de renombre. Y así se vio reflejado en el curso 2013-2014, en el que alcanzaron las semifinales de conferencia, ronda en la que fueron eliminados por un apretado 4-2 por los Thunder de Durant y Westbrook.
Esta temporada debe ser la de la confirmación definitiva y dar un paso más allá, pero de momento la regular season no pinta tan bien como era de esperar y esto se debe fundamentalmente a un aspecto: el banquillo. En un roster que cuenta con CP3, Blake Griffin, JJ Redick o DeAndre Jordan; la aportación de la rotación nunca puede ser tan determinante en el aspecto negativo en un equipo que aspira a todo.
Y es que, en gran parte de los partidos, el equipo de Los Ángeles domina o mantienen bien el tipo cuando su quinteto titular está en pista, pero cuando llega el momento de los cambios el miedo recorre el cuerpo de los aficionados de la franquicia de Lob City. Partido si y partido también los suplentes son un quebradero de cabeza para Doc Rivers, que ve impotente como su segunda unidad dilapida ventajas o genera desventajas en contra que muchas veces, por la dinámica que alcanza el rival en esos minutos, son imposibles de remontar cuando sus estrellas vuelven a la pista.
Todo esto se aprecia de manera exagerada en los partidos más recientes. De los últimos cinco encuentros, solo en casa ante los Pistons (un duelo más que sencillo) el equipo ha tenido un balance positivo en puntos con el banquillo en pista. En el resto, la estadística +/- con la rotación en la cancha ha sido demoledora en contra de los intereses de los Clippers. En torno al -10 ante los Bucks, -14 ante los Pacers, rozando el -20 ante los Nuggets y -5 de nuevo ante los Bucks. El balance de estos cuatro choques fue de 2 victorias y 2 derrotas, condicionadas estas últimas claramente por los suplentes.
Este mal endémico podría ser incluso peor de no ser porque cuentan con un sexto hombre como Jamal Crawford, un anotador puro y duro que impide que los datos sean aún más sonrojantes. Pero quitando a Jamal, la segunda unidad no da la talla; y eso que está compuesta por jugadores de calidad o contrastados como Glen Davis, Jordan Farmar o Hedo Turkoglu.
Arreglar o no este gran problema marcará de manera trascendental el devenir de toda la temporada. Por ello, es seguro que Doc Rivers y su equipo de confianza están trabajando duramente para inculcar un mayor trabajo y mentalidad positiva en estos hombres, que no son ajenos al déficit que está suponiendo su rendimiento en la marcha de la franquicia.