El Atlético de Madrid es el máximo goleador de la Liga Iberdrola. El
conjunto de José Luis Sánchez Vera ha anotado 25 tantos en las seis primeras
jornadas, una media de más de cuatro goles por partido. Son ocho más de los que
marcó a estas alturas en la campaña anterior.
No es casualidad. El vigente campeón se reforzó a conciencia en todas las
zonas del campo, pero sobre todo en la delantera. La salida de Sonia Bermúdez
(54 tantos en las dos últimas temporadas) fue contrarrestada de la mejor forma
posible. Nada menos que con la que había sido pichichi en sus dos últimas
temporadas en la Liga Iberdrola. Jennifer Hermoso, tras su experiencia en el
PSG, sale casi a un gol por partido desde su llegada.
Junto a Jenni llegó Olga García, compañera en el Barça durante varios años
y con una capacidad goleadora innata a pesar de partir desde posiciones
laterales. Si a eso le añadimos la revelación de la pasada temporada, la
brasileña Ludmila, nos sale un ataque demoledor que parecía dejar en un segundo
plano a una jugadora que ya en la 17-18 había perdido terreno. Esther González
(Huéscar, 1992), titular indiscutible el año del primer título liguero, perdió
protagonismo por el impacto de su nueva compañera, y aunque anotó ocho goles
(algunos importantes como el que hizo en el 84’ ante el Santa Teresa) fue
suplente en 10 de los 22 partidos que disputó de Liga, incluidas las seis
últimas jornadas en las que el Atlético se jugaba el título.
El panorama no era alentador para Esther en la 18-19. Peleando por el mismo
puesto se encontró a Jennifer Hermoso, Olga García y Ludmila. Casi nada. La
granadina, sin embargo, ha sabido reinventarse. En el plan de rotaciones de
Sánchez Vera ha sabido aprovechar cada minuto, y no solo con goles. Trabajo,
desborde, pases entre líneas, inteligencia en el área… La mejor demostración,
su exhibición ante el Madrid CFF. Hizo un hat-trick, remató dos veces a los
postes, estuvo a punto de hacer un golazo de chilena y participó en otros dos
tantos más.
No había duda que Esther, suplente en los últimos cuatro partidos (dos de
Liga y dos de Champions) tenía ganas de dar guerra. “Estaría mintiendo si digo
que no me enfado cada vez que estoy en el banquillo. Pero hay que aprovechar
siempre las oportunidades, hay que hablar siempre en el verde para decirle al
entrenador que aquí estoy para jugar muchos más minutos de los que lo hago”. Y
vaya si habla. Cada 53 minutos de juego en la Liga Iberdrola marca un gol o da
una asistencia.
En una plantilla tan competitiva como la del Atlético, que parece contar
con un banquillo más compensado que en otros años, destacar de esta forma te
asegura minutos en los partidos clave y, por supuesto, seguir contando para
Jorge Vilda en la Selección con el Mundial de Francia en el horizonte. De
momento se lo está ganando.
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