Llegar a la final de la Copa del Mundo es un sueño para todos los futbolistas -mayores y pequeños-, entrenadores, cuerpos técnicos y toda persona relacionada y con influencia directa en una selección. Pero, por supuesto, solo unos pocos pueden. La dificultad de tal logro es lo que lo convierte en algo tan especial, ahí está la gracia. Tan solo dos equipos pueden pisar una final de un Mundial cada cuatro años lo que, con matemáticas básicas, es como decir que solo uno cada dos años. También he de decir que estoy considerando llegar a la final como el sueño de todos porque nadie llega pensando en perderla, ni siquiera con esa posibilidad en la cabeza, pero realmente el sueño es ganar la final.
Este próximo martes se disputa la primera de las dos semifinales de la que saldrá un solo finalista, un equipo que tendrá la posibilidad de levantar el trofeo que todos quieren y solo unos pocos pueden. Argentina y Croacia se enfrentan en lo que será un duelo histórico, no solo por el contexto de la fase del torneo, sino porque ambos tienen su propia historia especial. Del lado croata, una segunda oportunidad tras el subcampeonato de 2018, además de una posible revancha ante Francia -si los de Deschamps ganan su semifinal ante Marruecos-. A esto le sumas la figura de Luka Modric, futbolista amado y respetado por todo el mundo con indiferencia de la camiseta que te represente, y su última posibilidad de ser campeón de un Mundial. Y no nos podemos olvidar del país que representa: Croacia, una nación fundada hace poco más de 30 años y que no llega a los 4 millones de habitantes.
Del otro lado tenemos a Argentina con la narrativa de Leo Messi. Quinta y última participación en un Mundial para el considerado por muchos ‘mejor jugador de la historia’. Es el único trofeo que le falta, el único que no ha ganado de los que ha jugado y, sin duda, una obsesión. En 2014 lo tuvo tan cerca… Cayeron en la prórroga de la final ante Alemania por culpa de un gol de Mario Götze. Messi fue nombrado ‘mejor jugador del Mundial’ pero el trofeo que él quería no pudo conseguirlo. Ahora mismo tan solo dos partidos lo separan de ese sueño, de esa obsesión en la que se ha convertido ganar el título, no solo por él, sino por todo el país y por todos los apoyos que tiene fuera. A nivel personal me incluyo entre esas personas que sueñan con ver a Leo levantar la copa del Mundo, la guinda del pastel de una carrera impresionante a la altura de nadie más que él.
Pero las narrativas no ganan partidos. De hecho se vio en el partido de cuartos de final entre la propia Argentina y Países Bajos: tras lograr el empate a la épica en la última jugada del partido, se suponía que los astros se estaban alineando para que Países Bajos saliera vencedora y avanzase a semifinales. Pero quizá hubo un pequeño desvío en la alineación y fue Argentina quien clasificó. Los partidos se ganan en el campo y en eso ambos equipos son expertos. Entre ambos se han cargado ya a ocho selecciones (teniendo en cuenta los eliminados en fase de grupos): Canadá, Arabia Saudí, Japón, Australia, México, Bélgica, Países Bajos y Brasil.
Sin duda estamos ante un partido que pasará a la historia de los Mundiales, como algunos otros de esta edición. Porque otra cosa no pero emoción y sorpresas estamos teniendo unas cuantas, lo que nos gusta. Qué bonito es lo impredecible del fútbol. Tan solo quedan cuatro partidos y esto se acaba así que disfrutémoslo como nunca o arrepintámonos para siempre.
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