Cesc Fàbregas vive una situación delicada y única en su carrera. La llegada de Antonio Conte al Chalsea le ha relegado al banquillo y el centrocampista español suma un dato sorprende: Fàbregas nunca antes había sido suplente en cinco jornadas consecutivas. Pese a que su entrenador le ha alabado en cuanto le han preguntado por el calatán, lo cierto es que Kanté-Óscar-Matic parecen innegociables en el medio campo.
La calidad del centrocampista está fuera de dudas. Muy joven se hizo con la capitanía del Arsenal y en el Barça, donde más competencia encontró, supo destacar. En su vuelta a Londres, Mourinho volvió a apostar fuerte por él mientras Del Bosque seguía incluyéndole en las convocatorias de la Selección Española. Aún con altibajos, sobre todo en las segundas vueltas, su visión de juego, técnica, combinación y llegada terminaba imponiéndose a lo que podían aportar sus compañeros.
Ahora, en el inicio de la temporada 2016/2017, ve los partidos desde el banco. Para Conte, el Chelsea funciona mejor con la potencia física de Kanté, Matic y la creación de Óscar. Pero lo cierto es que la mejor imagen del equipo londinense ha llegado con Fàbregas en el campo. Apenas ha jugado poco más de media hora en cinco partidos de Premier League y el Chelsea ofreció sus mejores minutos, en lo colectivo y en lo individual.
Contra el Swansea y contra el Watford Cesc se hizo con la medular del campo, potenció a sus compañeros y el juego del Chelsea mejoró notablemente. Al catalán poco le ha bastado para demostrarle a Conte que con él sobre el terreno de juego las opciones del equipo para sumar de tres se vuelven más viables -sobre todo un gran Costa agradece su presencia en el campo-.
Julen Lopetegui tampoco le llamó en su primera lista como seleccionador. Durante el verano surgieron varios rumores sobre una posible salida, que tras el inicio de liga se han acrecentado todavía más. Nunca le faltaron novias a Cesc Fàbregas y a espera de que entre en las rotaciones de Conte -tampoco ha contado con él cuando el equipo perdía y no encontraba claridad-, permanece paciente con la esperanza de que su juego termine imponiéndose en Stamford Bridge, como courrió allá donde jugó.