El camerunés Achille Emana es uno de los jugadores de los que la afición del Betis guarda mejor recuerdo. Llegó en 2008 al club verdiblanco tras destacar en el Toulouse francés y pese al descenso a Segunda División Emana defendió los colores del equipo bético durante tres temporadas, consiguiendo el retorno a la élite.
Centrocampista de fuerza inusitada y físico de jugador de rugby, con un disparo excepcional y una entrega total, llegó a ser uno de los más queridos por la afición.
Luego se marchó en 2011 a Arabia Saudí y comenzó a dar tumbos por el fútbol mundial: jugó en el Al Hilal en el país saudí, en el Al Ahli y el Al Wasl en los Emiratos Árabes Unidos y luego en el Cruz Azul y el Atlante en México. Sin equipo el verano pasado, entrenó con el Nàstic de Tarragona, donde también juega su hermano pequeño Stephane, y fue contratado para esta temporada. Es titular indiscutible y ya lleva ocho goles.
Volviendo a su época en el Betis, algunos aficionados le dedicaron una versión de una canción que todavía sigue siendo una de las más bonitas, artísticas y divertidas jamás dedicadas a cualquier futbolista. Que no nos falte Emana.