Llegó al Real Madrid siendo uno de los centrales más prometedores del fútbol europeo. Bendecido por Zidane, el club blanco fichó a un desconocido para el público general por una cantidad ínfima: 10 millones de euros. Hoy está valorado en 80 (según Transfermarkt) y podría convertirse en el defensa más caro del mundo, por delante del holandés Virgil van Dijk (el Liverpool gastó 78,8M en su operación).
Varane tenía 18 años cuando posó por primera vez con la camiseta blanca. En los ocho años desde su aterrizaje ha ganado 17 títulos, entre ellos cuatro Champions y una Copa del mundo en la que fue clave. Muchos pidieron el Balón de Oro del pasado año para el central francés, pues fue el único que ganó Liga de Campeones y Mundial en la misma temporada, siendo clave en la zaga del Real Madrid y la selección gala.
Pero es raro que el Madrid se haya gastado 50 millones en un central (Militao) para ser suplente. Y Ramos es insustituible. Varane parece haber captado la indirecta, y varios medios hablan de una intención clara de salir el próximo verano. Ni la vuelta de Zidane, su mayor valedor, parece haber calmado las aguas. La prensa francesa habla de “cierto cansancio, muchos años en el equipo blanco y ganas de cambiar de aires en busca de nuevas motivaciones”.
Aun teniendo en cuenta que cualquier jugador que no quiera estar en el Real Madrid debe marcharse, lo cierto es que la salida de Varane provocará más problemas que soluciones. Primero, porque el Madrid volverá a depender de una adaptación a tiempo récord de un futbolista de 21 años que, a pesar de lo prometedoras que son sus condiciones, todavía cuenta con unas limitaciones que necesita pulir con el tiempo. Militao no está acostumbrado a una Liga donde cada fin de semana la exigencia sea extrema. Tampoco a contar con un compañero como Ramos, a veces caótico en su juego y que en muchas ocasiones maniobra por su cuenta. El portugués, que peca de excesiva impetuosidad, necesita un rodaje previo que no lleva en ningún caso a rendimiento inmediato. La idea es que sea el tercer central de club, un rol que ha llevado a Nacho a jugar con asiduidad en las últimas temporadas. Militao, además, puede desempeñarse también en el lateral.
La política de fichajes del club blanco en los últimos años es clara, solo hay que ver las edades de los jugadores que llegan. Vinicius (18), Rodrygo (18), Brahím Diaz (19), Lunin (19), Militao (21)… Una apuesta por futbolistas con mucha proyección pero que necesitan aprender de otros más experimentados, considerados entre los mejores del mundo. Que llegue Militao y automáticamente se marche Varane es como si el Barça ficha a Jovic y rápidamente traspasa a Luis Suárez. Una decisión así es tan arriesgada como imprudente.
La salida de Varane también certificaría una tendencia que se está convirtiendo en costumbre en el Santiago Bernabéu: el Madrid es un club vendedor. Desde hace años, se desprende sin despeinarse de varias de sus estrellas para sustituirlas por jóvenes promesas. El caso de Cristiano Ronaldo es el más llamativo, pero hay más. James Rodríguez, Kovacic, Xabi Alonso, Pepe, Morata, Özil, Di María, Higuaín… Dejar escapar a Varane, que hace menos de un año era considerado el mejor central del mundo y que con 25 años todavía le queda una década de éxitos, lanzaría un mensaje contraproducente, sin contar con que reforzaría a un rival directo por la Champions (que se lo digan a la Juventus). En definitiva, volver a tropezar con la misma piedra.
La pareja Ramos-Varane no se puede romper. Al menos todavía. Es un valor añadido en un once que quiera aspirar a reinar Europa. Si Raphael se quiere ir, está en su derecho. Pero no le abran las puertas de par en par.
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