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La metamorfosis de los Knicks empieza por Randle

Nadie esperaba una resurrección tan temprana, ni siquiera en la propia franquicia eran tan optimistas, pero los New York Knicks están oficialmente de vuelta. Con Julius Randle y Tom Thibodeau al timón del barco, estos nuevos Knicks se han convertido en uno de los equipos más sorprendentes de la temporada y uno de los mejores en fase defensiva de toda la NBA.

¿Quién se acuerda de Kristaps Porzingis? Las quejas entre los aficionados crecieron cuando “el unicornio” se marchó rumbo a Dallas y resulta que, dos temporadas después, Julius Randle está superando con creces lo que ha hecho el letón. Sin hacer demasiado ruido está completando una de las mejoras más significativas de la historia de la liga, al menos en los triples. No es una exageración, nadie había empezado una temporada con porcentaje de acierto en triples por debajo del 30% -en más de 500 intentos- para lanzar por encima del 40% en la siguiente.

Y es que, aunque parezca básico, esa mejora en los lanzamientos de tres puntos de Randle se convirtió en la primera pieza que movía fichas de dominó de algo mucho más grande. «Cuando agregó el tiro de tres puntos se le abrieron muchas más oportunidades”, reconocía su entrenador. Thibodeau se refería al juego de Randle, pero es extrapolable a todo el equipo. Impulsados por la mejora de Julius, los Knicks están teniendo el tipo de temporada que muchos equipos, incluso con mejores jugadores, no han tenido.

Igual de importante para la metamorfosis de Randle y del equipo fue la llegada de Thibodeau. Durante años, a Julius se le reprochaba su baja implicación defensiva, lo que despertaba dudas sobre el feeling que podían tener técnico y estrella. Sin embargo, Tom hizo que se comprometiera progresivamente en la defensa hasta llegar a ser uno de los pilares de uno de los equipos más sólidos de la liga.

En marzo, Randle fue el único All-Star actual de los Knicks por primera vez en su carrera. Hace tan solo una semana, encadenó cuatro partidos consecutivos de 30 puntos, algo que ningún otro Knick había logrado desde Carmelo Anthony en 2014. Sin embargo, la guinda del pastel la puso la noche del viernes en Dallas, su ciudad natal. Emparejado contra el viejo conocido de Porzingis, dejó su firma en 44 puntos, 10 rebotes y 7 asistencias para que su equipo sumase una nueva victoria.

En una temporada en la que ni el analista más optimista le habría dado opciones a los neoyorquinos de colarse entre los mitad alta de la tabla de la Conferencia Este, los Knicks parecen dirigidos, en el peor de los casos, a clasificarse para la ronda de play-in de los playoffs después de perderse la cita más importante de la temporada durante siete años consecutivos. Es paradójico, los Nets son los vecinos, uno de los mayores rivales y tienen, sin duda, el mejor equipo. Son los favoritos para llevarse el título esta temporada pero, los históricos aficionados del baloncesto de la ciudad que nunca duerme no sonríen por eso, lo hacen porque los Knicks están de vuelta.

Imagen de cabecera: ImagoImages

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