Abdennour cava su tumba. El central del Valencia está en el ojo del huracán desde que llegó a la capital del Turia. Costó 22 millones de euros y ha sido más protagonista por sus múltiples fallos que por sus escasos aciertos. Contra el Barça tuvo que entrar desde el banquillo para suplir al lesionado Gayá, y provocó un penalti absurdo y evitable en el descuento para dar la victoria al cuadro azulgrana. Otra página negra para un horrible expediente.
Abdennour es claro central Premier: físicamente imponente pero con las vergüenzas al aire en cuanto hay que ajustar con movilidad.
Condenados al infierno. Granada y Sporting empataron en un partido aburrido, tosco, sin detalles que confirmen mejoría en uno y otro equipo. Marchan colista y penúltimo de La Liga, y en el duelo entre ellos demostraron que lo merecen con creces. Un 0-0 ramplón que tuvo como desenlace final un fallo descomunal de Cop, que se encontró en el último minuto con un balón y la portería justo delante. Pegó una patada al aire y el encuentro se acabó. Si la cosa no cambia, están los dos condenados al infierno de Segunda.
Suspenso para Jaime Latre. En un partido igualado, con dos equipos mostrando el buen fútbol al que nos tenían acostumbrados, el protagonista (para mal) fue el árbitro. En el descuento, Jaime Latre no vio cómo Bakambu se ayudaba de un agarrón para deshacerse de un rival y llegar libre de marca a recibir el balón y poner el 2-1 en el marcador. La indignación de Quique Setién habla por sí sola: «La jugada es clamorosa, de escándalo estando ahí al lado […] Es una lucha que está perdida; una pena porque supongo que estas cosas no tienen remedio».
Si en Mestalla la lió Undiano, en el Madrigal fue Jaime Latre quien metió la pata y le robó un punto más que merecido a los de Setién.
El Dépor más miedoso. Uno de los derbis más esperados de la Liga acabó en las manos de un Celta que desplegó toda su ofensiva al final y dejó sin aliento a su máximo rival, que no pudo ni verlas venir. El equipo de Garitano fue temeroso, no quiso jugar y esperó al de Berizzo. Parecía que le saldría bien hasta que las ocasiones empezaron a entrar. Entonces ya no había escapatoria. Tanto el resultado como el juego mostrado por el Dépor deja tocado a un equipo al borde de la zona de descenso.
Una remontada incomprensible. El Éibar marchaba 0-3 al descanso en Cornellá y tenía, obviamente, la victoria en el bolsillo. Pero el desenlace final se pareció mucho al que vivió en sus carnes el Milan de Ancelotti ante el Liverpool de Benítez en una final de Champions League. Los pericos lograron empatar el encuentro incluso jugando con uno menos desde el 84′ por expulsión de Caicedo. El tercero, obra de Leo Baptistao, llegó precisamente unos segundos antes del pitido final y sin prácticamente oposición. Los armeros solo han ganado uno de los últimos cinco partidos y dejaron escapar una oportunidad única de sumar tres puntos. No la aprovecharon.
Casi todo lo bueno y lo malo que pasó en Cornellà fue culpa del Eibar. Lo cual, pese al 3-3, me parece una noticia negativa del Espanyol.
Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).
