La Liga de Fútbol Profesional (LFP) quiere intervenir en la guerra que el defensa del Real Madrid Sergio Ramos mantiene con una parte de la afición del Sevilla, club en el que se formó como jugador.
La LFP denunciará ante la Federación Española de Fútbol y la Comisión Antiviolencia, un órgano plural en el que hay varias instituciones representadas, los insultos que el zaguero español recibió en Sevilla el jueves en el duelo de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey.
Una parte de los fans sevillistas, principalmente su facción más ultra (los llamados «Biris»), coreó cánticos ofensivos contra el internacional de 30 años, que fichó por el club madrileño en 2005 tras jugar apenas dos temporadas en la primera división del equipo andaluz.
Cánticos como «Sergio Ramos, hijo de puta» o «Ramos, muérete» son habituales en las visitas del capitán del Real Madrid a Sevilla, donde algunos fans no le perdonan su salida del club hace más de una década.
La polémica se recrudeció el jueves porque el jugador, después de marcar un gol de penal a lo Panenka, hizo un gesto hacia la grada en el que se ponía las manos en las orejas en forma de antenas.
«El día que me entierren será con una bandera del Madrid y otra del Sevilla», dijo Ramos tras el 3-3 con el que terminó el partido y que le dio el pase a cuartos de final al conjunto capitalino.
«Pero cuando insultan a tu madre, uno no se va contento. He visto recibimientos a (Ivan) Rakitic o (Dani) Alves, que no han mamado aquí, como dice un amigo, y se les recibe como a dioses. Conmigo, insultan a mi madre», se quejó el jugador nacido en Camas, un pueblo pegado a Sevilla.
«No me he calentado en ningún momento», agregó Ramos. «No he faltado al respeto a la afición. De hecho, he pedido perdón (por el gol) a (las zonas de) Preferencia, Gol Sur y Fondo, que son los que no me han insultado ni increpado. Y a otra parte del estadio, si te pitan y se acuerdan de tu madre… Le pido perdón a un parte; a los demás, no».
La Liga remite todas las semanas un escrito a los órganos competentes de la federación con ejemplos de cánticos que «inciten a la violencia o tengan un contenido insultante o intolerante».
«Estos cánticos aparecen recogidos como comportamientos prohibidos y por tanto sancionables, tanto en el Código de Disciplina Deportiva de la RFEF como en la Legislación contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte», insistió la patronal de clubes en su comunicado.