Cuando ya había cumplido el primer año, sus padres se asustaron porque ni caminaba, ni hacía intención de ello. Un gran problema de equilibrio le llevó a no poder mantenerse firme hasta pasados los cuatro, cuando comenzó a dar unos primeros pasos tambaleantes siempre ayudado y apoyado de un andador. Chris Nikic nació con Síndrome de Down, algo que le ha limitado durante toda su corta vida, pero que no quiere tener ya más como un obstáculo. El sábado se convirtió, a sus 21 años, en la primera persona con Síndrome de Down en completar un triatlón en distancia Ironman 140.2. Una hazaña que nadie imaginaba cuando hace solo dos veranos era incapaz de correr un kilómetro completo.
Todo comenzó como una idea de sus padres, asustados de ver cómo algunos chicos con sus mismas necesidades se consumían tras graduarse en el instituto. Durante años habían sido advertidos de todo lo que su hijo no podría hacer. Siempre eran mensajes negativos con las limitaciones que tendría en vez de recomendaciones o consejos para adaptarse y tener una vida normal. A su padre, Nik, le preocupaba qué iba a ser de su hijo cuando ellos no estuvieran y, cansado de ver cómo se había pasado los últimos meses sentado en el sofá viendo la televisión, le propuso un reto que se ha convertido en una forma de vida: pasar más tiempo juntos a través del deporte, conocer gente, integrarse y hacer nuevos amigos. Así, Nik, fondón, encontró la manera perfecta de ponerse en forma junto a su hijo. De entre todas las disciplinas posibles eligieron el triatlón, porque más allá de la actividad física y de la ganancia social, estaba el objetivo impensable. Nadie con Síndrome de Down había logrado completar un Ironman de larga distancia y Chris tenía que ser el primero.
Y lo que empezó como un largo en una piscina olímpica, hoy se ha convertido en casi 4 kilómetros nadando en las aguas del Golfo de México. En su primera carrera a pie apenas llegó a recorrer media milla de distancia (menos de un kilómetro) y ahora ya ha completado una distancia de maratón. Y la bici… ¡Ay la bici! Las dos ruedas le han traído disgustos y alegrías a partes iguales. Porque hace solo unos meses, cuando ya estaba casi todo preparado, sufrió tres caídas seguidas en bicicleta que le dejaron absolutamente bloqueado. Incapaz de volver a montar en las siguientes semanas, apenas era capaz de rodar a 3 y 4 kilómetros por hora, por lo que tuvo que volver al rodillo para sentirse otra vez seguro.
El pasado sábado no solo hizo historia en la prueba de Florida, sino que la propia marca Ironman le dio el espacio que merecía retransmitiendo toda su carrera en sus redes sociales, dándole una cobertura que no recibieron ninguno de los otros más de 2.000 participantes que se dieron cita. Chris recorrió los 3’8km a nado, los 180 km en bicicleta y los 42’195 kilómetros a pie en 16 horas, 46 minutos y 9 segundos, por debajo de las 17 horas necesarias para conseguir ser considerado finisher. Hizo todo el recorrido junto a su entrenador personal, uno de los técnicos de Special Olympics. Si la pandemia le hubiera estropeado los planes y suspendido la prueba, como ya le sucediera hace varios meses, esta vez estaba decidido a hacerlo todo por su cuenta.
Ahora, Chris no sabe cuál será la siguiente prueba. Se ha estado levantado todos los días a las cinco de la mañana para entrenar y ha alternado los ejercicios de bicicleta, piscina y carrera a pie con clases más llevaderas de cardio como zumba o disuasorias como baloncesto. Quizás seguir progresando en la disciplina, o aventurarse en otra totalmente nueva para ser el primero otra vez. Aquel niño que fue operado del corazón siendo un recién nacido y que solo hace cuatro años estaba siendo intervenido por cuarta vez en el oído para subsanar unos problemas de equilibrio que hoy sigue sufriendo no parece haber encontrado su límite, cansado de que todo el mundo le dijera qué podía y qué no podía hacer. ¿El secreto? Como reza su lema, y ya su marca, ser un 1% mejor cada día.
Imagen de cabecera: Michael Reaves/Getty Images for IRONMAN