Queramos o no, el fútbol es un deporte resultadista. Si bien nosotros, como analistas, en ocasiones no debemos serlo, el deporte en sí se guía por los resultados y si la pelotita entra o no en la portería. Ganar es lo más importante en el fútbol profesional pero las formas son una parte crucial del logro. Dentro de que el vencedor siempre va a ser el que consiga los mejores resultados, el cómo se gana -en mi opinión- marca la diferencia.
Hay muchas formas de ganar, y no solo me refiero al estilo de juego de cada equipo, sino al devenir de los acontecimientos que te llevaron a ser campeón. Argentina se coronó Campeón del Mundo de una de las formas que más me gustan a mí: como un equipo.
De principio a fin fueron una familia, incluso desde antes del Mundial. La unión de este grupo viene desde antes incluso de la Copa América aunque, por supuesto, las victorias refuerzan los lazos de un equipo. Si vemos la plantilla argentina posición por posición, en pocas tienen jugadores del top 3 mundial. Dejando a un lado a Messi, ¿quién más entraría en dicho top? Lo estoy pensando al ritmo que escribo estas líneas y seguramente ninguno. En comparación, revisamos el once titular que le dio el Campeonato del Mundo a España y hay varios que entrarían.
El factor familia, el factor confianza y, por supuesto, el factor Messi fueron las tres claves que le dieron a Argentina el ‘troncho’ (como diría Luis Enrique), una clave por cada estrella que llevarán en la camiseta a partir de ahora. La confianza en sí mismo que derrochaban los jugadores argentinos no la vi en ningún otro equipo. Quizá esta opinión esté influenciada, esta vez sí, por el resultado, pero estos jugadores estaban completamente seguros de que lo iban a lograr. Miembros de otras selecciones confiaban en sí mismo más que en nadie, como los de España sin ir más lejos, que en la porra del Mundial que hicieron casi todos se ponían a sí mismos como campeones -palabras de Rodri-, pero el no dudar ni un segundo estoy convencido de que les ayudó en alguno de los momentos duros que tuvieron que pasar durante el torneo. Lo dijo Messi tras la derrota ante Arabia Saudí: «este equipo no los va a defraudar». Y tanto que no defraudó.
Por último, el factor Messi. Sin duda es diferencial en lo deportivo: cada vez que tocaba el balón se preveía peligro, cada vez que recibía el balón se activaban sus compañeros para ayudarle a generar ese peligro. Fue decisivo en cada partido, segundo máximo goleador del torneo y, por supuesto, MVP del Mundial, de SU Mundial. Pero Leo no es determinante solamente en lo deportivo sino también en lo emocional. Scaloni afirmó que es el jugador más influyente en sus compañeros que ha visto jamás. Y es que tiene que ser así, al final jugadores importantes de la ‘albiceleste’ como Julián o Enzo hace no tanto eran chiquillos que lo idolatraban desde la grada y ahora acaban de ayudarlo a coronarse. Y ellos con él. Se notaba que los jugadores no solo tenían ganas de ganar por ellos mismos, sino también por Leo. Esto quedó muy evidenciado cuando, tras el pitido final en la final de la Copa América, todos fueron a celebrarlo con él, que se había arrodillado en el suelo entre lágrimas de alegría.
Además, este equipo tuvo que superar varias complicaciones y duros reveses antes y durante el torneo. La lesión de Lo Celso, el debut con derrota ante Arabia Saudí, la remontada de Países Bajos, las varias remontadas de Francia en la final… Y todas las superó. Una vez más, con el resultado en la mano os digo que ha sido un Mundial de 10 de los argentinos. Y lo mismo diría si hubieran perdido la final. Si bien es importante el resultado, no lo es todo. Gracias por dejarnos disfrutar de vuestra gesta y enhorabuena por ella. Argentina es Campeona del Mundo. Leo Messi es Campeón del Mundo.
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